PROYECTO DE RESOLUCIÓN
LA CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
RESUELVE

1.    Expresar su preocupación por la sorpresiva reactivación de la IV Flota de la Marina de los Estados Unidos de América, dependiente del Comando Sur, cuya intención de patrullar aguas latinoamericanas no está suficientemente clara.
2.     Solicitar al Poder Ejecutivo para que a través de los Ministerios de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto y de Defensa se sirva informar sobre los alcances políticos y militares de esa decisión.
3.    Solicitar al Poder Ejecutivo para que emprenda, en coordinación con los países del Cono Sur, las acciones necesarias para impedir toda intromisión de los Estados Unidos de América en los asuntos, intereses, y todo aquello que pueda implicar  o insinuar el control sobre nuestros territorios, aguas juridiccionales y/o los recursos que ellos alberguen.

 
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente,
En abril, Estados Unidos anunció que desde el 1° de julio, después de 58 años de inactividad, la IV Flota de su poderoso Comando Sur, comenzará a patrullar nuevamente aguas latinoamericanas, bajo el comando del contralamirante Joseph Kernan. El currículo de Kernan, hasta ahora máximo jefe del Comando de Tácticas Especiales de Guerra Naval, no es menos preocupante. Se trata de un comando de elite entrenado para las más duras operaciones especiales, muy lejos de las operaciones humanitarias que invoca su gobierno para justificar la reactivación de la Flota.
El Jefe del Comando Sur, Almirante Jim Stavridis, en una columna en el diario La Nación (10-07-08) pretendió aclarar que la IV Flota "no es de ninguna forma una fuerza ofensiva" y que ni siquiera contará con navíos designados permanentemente. Sin embargo, ninguna potencia mundial toma una decisión importante si no hay detrás un gran motivo, y para ser honestos el motivo no está claro.
¿Qué razón podría tener EE.UU. para enviar una fuerza naval a una región en paz, sin poderío nuclear, sin conflictos, ni amenazas militares reales?. La respuesta a eso, pasa sin dudas por el control de los recursos naturales. No es una coincidencia que esta decisión aparezca cuando se inicia un cambio estructural de la economía mundial en el que las reservas de agua dulce, los alimentos y los recursos energéticos (que nuestra región tiene en abundancia) se posicionan como un valor estratégico importante.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó recientemente que consideraba extraño que el anuncio del restablecimiento de la flota fuera hecho poco después de que Brasil anunciara el descubrimiento de reservas en el océano Atlántico que pueden convertir ese país en una de las mayores potencias petroleras.  Dichos yacimientos están a 300 kilómetros de la costa y algunos sectores temen que la soberanía de Brasil en el lugar no sea admitida por los países que no reconocen el límite de 200 millas (370 kilómetros) para las aguas territoriales.
Con esta decisión se consolida la lectura militarista que tiene hoy EE.UU. de la realidad, donde frente a la incertidumbre o el desconcierto aparece siempre la respuesta militar. Con la IV Flota los EEUU tendrá de facto bases militares itinerantes, con barcos equipados con todo el instrumental, equipo de comunicaciones para interceptar otras naves. Con este control, EE.UU. no sólo garantiza su acceso a nuestra región sino que impide el ingreso de otros competidores y de esa manera garantiza su hegemonía en la región y alimenta su carácter unipolar. En este supuesto escenario una fuerte presencia militar de EE.UU. resulta por lo tanto disuasoria y preocupante.
Por todo ello, y constituyendo nuestro deber como legisladores velar por el interés nacional y regional, es que pongo este proyecto a disposición de mis pares solicitando su apoyo.