Señor presidente: en primer lugar quiero señalar el acompañamiento a este proyecto, no obstante una observación en particular que luego hará el señor diputado Adrián Pérez, a pesar de haber acompañado incluso con su firma la presentación del proyecto. Quisiera poner la iniciativa en el contexto que estaban planteando los anteriores oradores en el marco de una política de defensa, de una estrategia del país en materia de defensa entendida como política de Estado. Justamente en este contexto se necesita entenderla como política de Estado y como algo que nos expresa a todos.
Asimismo está vinculada con lo que recién señalaba el señor presidente de la Comisión de Defensa, el señor diputado Villaverde, es decir, la reglamentación de la ley que firmó el presidente de la Nación esta semana, una reglamentación que está orientada por principios que no podemos dejar de compartir, principios que afortunadamente hoy están consensuados en un porcentaje enormemente mayoritario de la sociedad argentina, tanto civil como militar. Me refiero al principio de la sujeción estricta al poder político, la centralidad del Estado Mayor Conjunto, que coordine e integre la estrategia militar para superar definitivamente esa discoordinación a la que llevaba la planificación de estrategias individuales de cada una de las fuerzas; la educación para los derechos humanos, para la ciudadanía; y el planeamiento unificado del presupuesto para hacerlo más eficiente, para optimizarlo. Son principios que compartimos y por eso no solamente acompañamos este proyecto sino que acompañamos el espíritu de la reglamentación de la ley.
Mailing-List Send notification for this postComo se ha señalado aquí, estamos cerrando una etapa –creo que de manera correcta? reglamentando una ley que lleva 18 años de sancionada. Pero así como este es el punto de llegada de un ciclo histórico, al mismo tiempo implica el punto de partida de un nuevo ciclo histórico.
Por eso es importante plantearlo como una política de Estado para crear en distintos lugares o espacios de la sociedad ámbitos de reflexión sobre estas cuestiones que han sido tan traumáticas en nuestra historia.
En este sentido, la tragedia en la Argentina ha ocurrido en un tiempo tan reciente que todavía su recuerdo y consecuencias están muy frescos en la memoria de todos. Pero si bien esa tragedia es muy reciente, han pasado tantas cosas en el mundo que nos obligan a pensar en una nueva etapa de la estrategia de defensa, de la política militar, de las estrategias de defensa como políticas de Estado, de las políticas regionales, etcétera.
Si me permiten, quiero decir unas pocas palabras sobre este tema. La ley de defensa establece terminantemente ?como corresponde, como fue consensuado en su momento y como todavía lo sostenemos? una clarísima división entre defensa nacional y seguridad interior. Esto, que reafirma el presidente de la Nación en los fundamentos de la reglamentación de esta semana, está fuera de discusión; esta es una idea que afortunadamente nos une casi a la totalidad de los argentinos.
El problema es que cuando se sanciona esta ley, el marco de la juridicidad internacional, es decir, el marco del orden jurídico internacional, el marco de la política internacional, el marco de la tecnología a nivel mundial era sustancialmente distinto de lo que es hoy.
to the newsletter AdvancedPost Status: Published Draft PrivateSend trackbacks to: Separate multiple URIs with spaPor eso, en el plan de labor de esta sesión no sólo incluimos el tratamiento de este proyecto sino también otra iniciativa referida a la prohibición de armas químicas, que también vamos a apoyar. En los fundamentos de este segundo proyecto ?que creo tiene puntos de vinculación? se dice, por ejemplo, que se observa con preocupación la conexión estrecha que existe entre el terrorismo internacional, la delincuencia organizada, las drogas ilícitas, el blanqueo de dinero, el tráfico ilícito de armas y la circulación ilícita de materiales nucleares, químicos y biológicos así como de otros materiales.
Los fundamentos de la reglamentación de esta ley expresan que la política militar trata de conjurar situaciones de agresión externa perpetradas por fuerzas armadas de otro Estado dejando fuera de la órbita del mismo toda cuestión que haga y/o refiera a la seguridad interior. Entonces, podríamos pensar que algunos aspectos del terrorismo son materia de seguridad y quedan totalmente fuera de lo vinculado con la defensa.
Al mismo tiempo, la circulación ilícita de armas nucleares, químicas o biológicas no puede ser concebida por fuera de la política militar implementada por otro Estado. Lo que quiero decir es que se abre una etapa en la que tenemos que estudiar y reflexionar muy bien sobre la nueva relación que nos impone el orden internacional entre defensa y seguridad, superando absolutamente aquella vieja confusión que mezclaba seguridad interior con defensa nacional sencillamente a través de la doctrina de la seguridad nacional.
Ese concepto es paradigmático. Se llamaba seguridad nacional porque juntaba defensa con seguridad, que es aquello con lo que la democracia finalmente termina.
cesPost slug:Edit time: Edit timestamp Enero Febrero MarzConcretamente, lo que digo es que se cerró un capítulo que llevaba dieciocho años –era necesario y correcto hacerlo?, pero no es suficiente a la luz de los nuevos desafíos porque el marco jurídico vigente en aquel momento tenía que ver con una Organización de las Naciones Unidas en la que el derecho internacional limitaba la fuerza.
Ahora bien, en el año 2003 un país le dice a las Naciones Unidas que va a invadir otro Estado. Si las Naciones Unidas lo aprueba y lo acompaña, mejor, y si no lo aprueba y no lo acompaña, lo van a invadir igual. Esto quiere decir que la fuerza militar de un país pudo más que el derecho internacional.
Hay cambios paradigmáticos. Cambia el paradigma de la defensa pensada en términos de despliegue de una fuerza regular sobre un territorio estatal. Hoy la defensa ante una agresión tiene como escenario cualquier rincón del planeta, como blanco cualquier persona, como momento, el menos pensado, como matriz tecnológica ya no el equipamiento militar de un ejército sino un portafolios que contiene un pequeño frasquito con un gas mortífero con el que se puede atacar a la sociedad civil en cualquier lugar, como ya ha sucedido.
Además, se modifica el paradigma tradicional de la defensa porque estaba basado en el principio de disuasión. Se sostenía que la fuerza acumulada amenazaba con infringir un daño a la fuerza enemiga. ¿Pero qué ocurre cuando la fuerza enemiga dice que ella misma se inmola en función de una determinada estrategia? ¿De qué vale la disuasión en términos tradicionales?
No estoy cerrando ningún debate ni dando ninguna respuesta; simplemente planteo que se abren interrogantes y desafíos que deben ser discutidos con el ciclo anterior cerrado. Por eso acompañamos esta iniciativa.
En esta nueva etapa de la humanidad los poderes económicos en muchos casos subordinan a los poderes públicos estatales, y en términos de política militar esto se traduce en la conformación de ejércitos privados, de empresas privadas de capitales multinacionales que ofrecen equipamiento a ejércitos regulares de Estados nacionales, tal como se plantea en esta reglamentación. A partir de esta circunstancia es que debemos evaluar si es correcto lo que estamos haciendo.
En misiones de paz que se hacen en conjunto con fuerzas de otros países, los Estados Unidos no sólo plantean inmunidades para que sus soldados se preserven de la Corte Penal Internacional, sino que pretenden inmunidades para el material bélico que introducen. En muchos casos es material de alta tecnología con el que terminan explorando nuestro territorio para poder agredir nuestra soberanía en términos de recursos naturales.
Eso es algo que no está contemplado en la ley de 1988 que se acaba de reglamentar sencillamente porque el paradigma tecnológico de la humanidad es distinto.
Lo que quiero señalar es que acompañamos este proyecto porque está muy bien que así sea, pero al mismo tiempo sostenemos que se abre un capítulo en el que será muy necesario reflexionar generosamente y con grandeza en términos de una política de Estado que nos involucre a todos, tal como se ha hecho con la reglamentación de esta ley de defensa y con este proyecto de procuración de medios para la defensa que vamos a aprobar.