Por Gonzalo Oñate para Generales Chile Noticias News Locker

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, anunció en un video de tres minutos en su página de Facebook, que buscará un acuerdo con el FMI ante el alza del dólar. Esto, a doce años que Néstor Kirchner cancelara la deuda histórica con el organismo. En esta entrevista, el actual secretario general del partido Solidaridad + Igualdad y ex diputado entre 1989 y 2015 por el Kirchnerismo, Carlos Raimundi, analiza el anuncio de Macri, el liderazgo de Cristina Fernández, el proyecto político de la izquierda argentina y los casos de corrupción de los referentes latinoamericanos de dicho sector.

En su campaña, el presidente Mauricio Macri siempre habló que vendría la prosperidad económica con su gobierno ¿qué lo lleva a pedir un rescate al Fondo Monetario Internacional?

-Macri recurre al FMI como última posibilidad de reparar un fracaso, posibilidad que adelantó, será inviable. Y esto es por consecuencia de aplicar un determinado modelo que en la Argentina era archi conocido, así como sus consecuencias y sus resultados. Un modelo que podría sintetizar diciendo que se trata del ingreso del capital pura y exclusivamente especulativo del exterior del país, y que luego tiene la libertad de fugarse, es decir, un capital que no ingresa para favorecer el desarrollo del país. Renunciaron a todas las herramientas de soberanía financiera que muy trabajosamente había intentado construir el gobierno anterior.

Usted vivió la crisis de 2001 siendo congresista ¿hay algo en común con el actual momento político? ¿Hay peligro que vuelva a pasar?

-La situación actual tiene algunas similitudes y otras disimilitudes respecto al 2001. El modelo en su conjunto es globalmente el mismo, pero encuentra al país en condiciones de menos vulnerabilidad precisamente por la buena situación heredada del gobierno anterior, una situación de endeudamiento con la Argentina teniendo mucha capacidad prestable con autonomía financiera debido a las medidas aplicadas que le permitieron separarse del desplome producido por la crisis financiera internacional.

Una diferencia en favor de este momento es que si se produjera una crisis no caeríamos en un vacío de conducción política tan grande como en 2001, porque hoy hay una representación de la oposición tanto social como institucional que permitiría re encauzar el proceso para un modelo completamente distinto: de autonomía, de mercado interno, pero con cierto poder político que en 2001 estaba mucho más deteriorado. De todas maneras, no descarto que uno de los escenarios posibles sea llegar a una crisis del sistema por las mismas características del modelo.

¿Macri toca un parte sensible del kirchnerismo con la solicitud de rescate del FMI?

-No solamente sensible para el kirchnerismo sino que sensible para el pensamiento histórico del campo nacional y popular de la Argentina. El peronismo ya en el año 46′ no adhirió al FMI y posteriormente el kirchnerismo se encargó de descolonizar el Estado en todos los ámbitos y fundamentalmente en este, desprendiéndose a partir de la cancelación de la deuda en 2006, además de negarse a integrarse al ALCA, a la reestructuración de la deuda privada y la recuperación de los fondos previsionales que tenían un régimen similar al de Chile.

El gobierno de Macri en una de sus primeras medidas modifica esa política al pagarle lo que los fondos buitres pretendían, retoma el vínculo con el sistema financiero mundial y convierte a la Argentina en el país emergente récord en cuanto a toma de deuda externa. Macri utilizó como excusa el alza de tasa en Egipto y Estados Unidos para la corrida de los capitales financieros que vivimos en la Argentina la semana pasada y que originó el acuerdo con el FMI.

¿Cómo se re articula el Kirchnerismo como oposición? ¿Hay ánimo de unidad entre los sectores peronistas?

-Hay ánimos de mayorías para ganar la próxima elección, ánimos de volver a gobernar y profundizar el modelo aplicado en los 12 años de gobierno kirchnerista. Una unidad que está basada en la profundización del modelo, un acuerdo programático muy intenso para afectar a fondo los intereses de los grupos financieros, mediáticos y judiciales, el nodo de poder oligárquico en Argentina y América Latina.

Para eso es fundamental construir un eje programático muy intenso declarando alimentos, medicamentos, energías, servicios, trabajo, industria y soberanía financiera como derechos humanos fundamentales indelegables e innegociables, y a partir de allí irradiar una esperanza. Esa es nuestra propuesta de unidad y de mayorías.

¿Qué ofrece hoy el Kirchnerismo a la ciudadanía?

-El kirchnerismo expresa el nivel de organización, militancia y activismo político más fuerte del país. De ahí tiene que pasar a seducir y conquistar a sectores independientes y menos orgánicos de la población, pero que junto con el activo constituyen la mayoría. Yendo a fondo en las asignaturas que nos quedaron pendientes durante nuestros primeros ciclos de gobierno. Y esto no es sólo para Argentina, sino para el resto de la región.

En un Tweet usted dice que Cristina es el alma del proyecto político al cual pertenece. Para las próximas elecciones presidenciales ¿es Cristina Fernández la única que puede encarnar el “alma” del proyecto político de la oposición?

-Lo ideal sería que no sea una sola persona que exprese el punto máximo de acumulación de un proyecto, pero muchas veces la realidad no es exactamente igual que nuestros ideales. Siempre es preferible un liderazgo institucionalizado basado en organizaciones fuertes, con posibilidad de recambio, pero eso a veces es parte de la realidad, tiene que ver con la historia, con las tradiciones, con la experiencia de los pueblos… En la mayor parte de los países latinoamericanos los liderazgos son construcciones históricas de los pueblos y no terminan cuando deben, sino cuando los pueblos lo deciden y eso es impredecible. Además, por algo no es lo mismo Lula candidato en Brasil que otros y por algo una experiencia de casi 60 años de poder alternativo, contestatario, revolucionario en las puertas del imperio, como fue la experiencia de la revolución cubana, se pudo sostener gracias a la persistencia y perdurabilidad de un liderazgo.

Cuando digo el alma, no necesariamente tiene que ser la candidata, eso no lo sé porque depende, entre otras cosas, de su propia decisión. Lo que sí digo es que es el punto máximo de acumulación del campo nacional y popular de la Argentina, no hay ningún otro dirigente que tenga la expectativa, la experiencia, el fervor, el amor que despierta Cristina.

¿Qué piensa sobre que algunos de los referentes de la izquierda latinoamericana como Lula, Evo o Cristina hoy se vean presuntamente involucrados en casos de corrupción?

-Pienso que es una reedición de una contraofensiva neoliberal, aunque me parece insuficiente calificar neoliberales a estos regímenes, porque cuanto más neoliberales son en lo económico, más neofascistas son en lo represivo y en lo autoritario. Lo veo como una expresión más de que los sistemas judiciales de nuestros países han sido coaptados por el poder económico, los monopolios mediáticos y que corresponden a una hegemonía cultural proveniente del imperio, que a través de todo un sistema de difamación mediático que precede a la acción judicial, hace caer a los líderes en esa persecución.

Me manifiesto absolutamente en contra, no han sido probados esos casos de corrupción, hay condenas, escarnios y linchamientos mediáticos absolutamente insostenibles desde lo estrictamente jurídico, pero sostenidos en trabajo de penetración cultural mediático que lo que necesita es impedir que los líderes populares vuelvan a gobernar. Esto para que las grandes corporaciones se hagan cargo de administrar los recursos estratégicos de nuestra región, hay una disputa global entre los gobiernos de las corporaciones y los gobiernos de los pueblos a nivel mundial. Ya se ha experimentado en medio oriente y aquí se expresa tratando de erosionar y deslegitimar a los gobiernos populares como los de Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, etcétera.

¿Se podría haber evitado la vuelta al Fondo Monetario Internacional con un acuerdo político nacional entre el oficialismo y la oposición? ¿Hay conflictos de interés en el gobierno de Macri?

-En democracias como las nuestras donde existe la disputa por la hegemonía de un modelo, hablar de grandes consensos es bonito, es políticamente correcto, elegante, pero es ingenuo. Los que lo piden los grandes acuerdos en momento de disputa de la hegemonía, saben que quien los controla y los diseña quien ostenta la hegemonía cultural. Veo muy difícil un acuerdo, por ejemplo, entre un jubilado que ha perdido el 50% de su jubilación y el legislador que sancionó la ley para recortar las jubilaciones. Veo muy difícil un consenso entre una familia humilde que tiene una tarifa impagable con el dueño de la empresa monopólica que le corta el servicio si no paga. Por último, creo que la señal de haber recurrido al FMI es una señal de debilidad y los mercados saben cómo desafiar a los Estados cuando los Estados muestran debilidad. La paradoja que hay en la Argentina es que ciertos funcionarios se muestran débiles cuando juegan el papel de funcionarios del Estado pero son paradójicamente quienes han hecho los grandes negocios con todo este proceso especulativo.

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