Proyecto de Resolución

La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE

Dirigirse, por intermedio del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, a los Cancilleres de Bolivia, Perú y Chile a fin de solicitarles, promuevan todos los medios diplomáticos disponibles para encontrar una solución al status de mediterraneidad de Bolivia; la que sea aceptable para todas las partes y contribuya tanto a la paz permanente como al desarrollo de la región.
En ese sentido sugerir a las mencionadas Cancillerías contemplar la factibilidad de conformar un grupo de especialistas de la región con el fin de aportar los elementos técnicos para el logro del objetivo mencionado.
Instar asimismo a intelectuales, académicos y líderes de opinión de todos los campos de actividad a afianzar el compromiso de la opinión pública con el logro de una solución al status de mediterraneidad de Bolivia.
Invitar a sumarse a esta solicitud a los Parlamentos de los países Latinoamericanos.

FUNDAMENTOS

Sr. Presidente,

Bolivia, aliada con Perú, se enfrentó en una guerra contra Chile en 1879, en la que perdió su acceso al océano Pacífico. Luego los límites fronterizos fueron fijados mediante un tratado en 1904, originado en la victoria militar chilena.

Como dice Eduardo Galeno, la historia militar cuenta que Chile ganó la guerra largamente planeada; pero la historia real comprueba que el gran beneficiado fue el empresario británico John Thomas North, quien sin disparar un tiro ni gastar un penique se apoderó de territorios que habían sido de Bolivia (Antofagasta) y de Perú (Tarapaca) convirtiéndose en el rey del salitre, que era por entonces el fertilizante imprescindible para alimentar las cansadas tierras de Europa.

Chile y Bolivia han estado varias veces dispuestos a considerar una solución al reclamo de una salida al mar: 1895, 1920, 1926, 1950, 1975 y 1978.

Durante la presidencia de Salvador Allende fue una de ellas: Las negociaciones entre el canciller Boliviano Ruck Uriburu y el canciller chileno Almeyda culminaron el día 13 de agosto de 1971, cuando se decidió que el Presidente Allende llamaría por teléfono desde Arica al Presidente Torres el día 23 de agosto de 1971, a su paso y en gira a los otros países del Grupo Andino. En ese viaje, asimismo Allende plantearía al Presidente Velasco Alvarado del Perú, la necesidad de lograr la participación y el acuerdo peruano en la solución del problema marítimo de Bolivia. Los acontecimientos políticos en Bolivia cambiaron desfavorablemente para este país el rumbo de la negociación, pues el Presidente Torres fue derrocado el 21 de agosto, apenas dos días antes de la fecha convenida para la llamada telefónica de Allende, que estaba destinada a oficializar con Bolivia las negociaciones y compromisos asumidos por el Gobierno chileno de la Unidad Popular.

Tal el contexto en el que el escritor boliviano, Néstor Taboada Terán, refiere, en el capítulo 'Chile, Salvador Allende y la Reintegración Marítima', de su libro 'La Decapitación de los Héroes' (Editorial UMSS, Cochabamba. 1995), que en su visita al presidente chileno, en los inicios de su mandato, éste le manifestara que 'Bolivia retornaría soberana a las costas del mar Pacífico', para luego añadir que 'los escritores y todos los hombres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones subjetivas en el pueblo para llegar al feliz entendimiento. Ahora no somos gobierno de la oligarquía minoritaria, somos el pueblo. No nos guían intereses de clase dominante. No les pedimos nada, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima el pueblo boliviano'. De las expresiones de Allende se desprende, en primer lugar, su convicción de que Bolivia sufrió el 'despojo cruel' de su costa marítima en la guerra de 1879, de donde emerge la necesidad de reparar la injusticia histórica. Este concepto lo diferencia de tantos socialistas y no socialistas chilenos que no tienen la calidad moral de Allende para reconocer esas verdades históricas.

Otra oportunidad fue durante un encuentro entre el presidente norteamericano James Carter y su par boliviano, Hugo Banzer Suárez, que al termino de su entrevista, el 8 de septiembre de 1977, el Presidente Carter explicó a los periodistas lo siguiente:

"Hemos tenido una detallada conversación con el Presidente Banzer sobre las buenas relaciones que existen entre nuestros países. Hemos examinado en algunos mapas la posible salida al mar para Bolivia, justamente por la parte norte de Arica. Y nuestra esperanza es que Bolivia, Chile y el Perú, puedan llegar a un acuerdo sobre un corredor, el cual permita a Bolivia tener un acceso directo al mar sobre territorio boliviano".

En el caso de una imposibilidad material para que Bolivia, Chile y Perú pudieran llegar a un acuerdo directo, el presidente estadounidense sugería entonces, la utilización de organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos o las Naciones Unidas; y a la vez ofrecía la posible mediación de los Estados Unidos, junto a la de otros países, para ayudar a encontrar una solución.

La cita de Presidentes en Washington dio lugar a una reunión entre los Presidentes de Bolivia, Chile y Perú; en ella, Banzer reiteró su pedido a Chile para que retire la condición de canje territorial y que Perú modifique la propuesta de una zona de soberanía compartida. Morales expresó que la respuesta peruana a Chile no era definitiva, sino la base para una negociación. Pinochet reiteró los propósitos de Chile en términos generales. Los tres Presidentes dieron instrucciones a sus Cancillerías para buscar una solución. En vista de la persistente intransigencia de Chile para resolver el problema, Bolivia suspendió relaciones con este país en marzo de 1978.

En octubre de 1979 durante una reunión de la Asamblea General de la OEA haciendo referencia al problema marítimo de Bolivia, sentó en forma dinámica y flexible una nueva doctrina en el Derecho Internacional Interamericano.

El texto de la misma decía:

"Que es de interés hemisférico permanente encontrar una solución equitativa mediante la cual Bolivia obtenía acceso soberano y útil al Océano Pacífico".
Y resolvió:
"1. Recomendar a los Estados a los que éste problema concierne más inmediatamente, que inicien negociaciones encaminadas a dar a Bolivia una conexión territorial libre y soberana con el Océano Pacífico. Tales negociaciones deberán tomar en cuenta los derechos e intereses de las Partes involucradas y podrían considerar, entre otros elementos, la inclusión de una zona portuaria de desarrollo multinacional integrado, y asimismo tener en cuenta el planteamiento boliviano de no incluir compensaciones territoriales".

Esas posibilidades fracasaron o por conflictos internos de Bolivia, ñor intransigencia de Chile o por la virtual oposición de Perú. Es que según el tratado de 1929 (entre Chile y Perú), cualquier solución de salida soberana de Bolivia al mar requiere acuerdo con Perú".. Desde entonces, cualquier solución realista para la mediterraneidad territorial boliviana debe ser, en la práctica, trilateral y no bilateral.

Una negociación en la que Chile le daba a Bolivia un acceso soberano al Pacífico, en la década de los años setenta, fracasó por la oposición de Perú.

Dado el nuevo momento social, institucional y político que vive nuestra región, este justo derecho ha encontrado un amplio espacio y eco en otros países como Venezuela, Brasil, Cuba, México y Argentina, así como el apoyo del ex-Presidente estadounidense Jimmy Carter y el actual Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan.

Citando al escritor chileno, Jorge Edwards, “el Cono Sur latinoamericano podría constituir un espacio geográfico de relaciones ejemplares, de desarrollo, de solidaridad regional, de estabilidad, y no consigue serlo. Reducir esto a una cuestión de tratados, de fórmulas, de viejas prácticas diplomáticas, es una argucia o una irremediable limitación. Parece que todo este conflicto de Chile y Bolivia, resuelto en el papel, pero en la realidad verdadero nudo gordiano del Cono Sur del continente, debe encararse con imaginación, con visión de largo plazo, con generosidad”.

El mundo camina hacia una mayor integración y América Latina también. Las fricciones por fronteras y territorios, por más legítimas que sean las demandas, no hacen más que enconar las mutuas relaciones y retrasar los procesos de integración que, a la larga, son los que más van a favorecer a nuestros países.

No podemos menos que evocar todo el proceso vivido por los países europeos para llegar hasta la integración actual. La enconada disputa entre Francia y Alemania sobre los territorios de Alsacia y Lorena fue una de las causas de dos sangrientas guerras entre esos países. Sin embargo, superados tantos odios y tantas poses falsamente patrióticas, hoy son un ejemplo de proyecto común.

Lo que separa a Chile, Perú y Bolivia es muchísimo menos que lo que separaba a los países de Europa. Gracias a políticos visionarios y con vocación integracionista, se logró organizar una verdadera comunidad de naciones. Desafortunadamente, aquí estamos volviendo al clásico reivindicacionismo territorial, que tantas guerras y frustraciones ha creado en el mundo.

Se barajan varias alternativas de solución y/o negociación, como el corredor marítimo, pero lo mas importante es que se espera que gobernantes y la sociedad civil, tanto de Chile como Perú, comprendan el legítimo anhelo de todo un pueblo y se solidaricen con la justa y centenaria demanda boliviana y asuman una positiva actitud acorde con el nuevo milenio.

Por todo ello, y constituyendo nuestro deber como legisladores retransmitir el sentir de la sociedad argentina frente a acontecimientos que son de interés de nuestra región, pongo este proyecto a disposición de mis pares solicitando su apoyo.