"Sra. Presidenta, dado que coincido con lo que expresaran mis compañeros de bancada, solo me voy a centrar en 4 ejes políticos.

Para seguir un orden cronológico, me referiré primero a la negativa de la oposición a dar quorum. Como ha sucedido en otras oportunidades, la oposición intenta boicotear la sesión impidiendo el quorum. Ahora bien, ¿qué sucedería de triunfar esa estrategia? Una primera respuesta es: sucedería lo mismo que en 2011, cuando tuvieron mayoría, no tendríamos presupuesto. Podría ser, también, que eso sea cuestión del pasado, y que las cosas hayan evolucionado de un modo distinto. Pero no. ¿Sabe con qué nos encontramos? Con seis, nada menos que seis dictámenes de minoría. Es decir, se unen para una estrategia puramente destructiva, pero se fraccionan a la hora de proponer.

¿Sabe por qué digo esto? Porque el presupuesto es una herramienta política. No hay que leer primero cómo están los números de la economía y de lo que resulte de esa lectura diseñar el modelo de sociedad. Cuando uno tiene una concepción diametralmente distinta, construye un modelo de sociedad fundado en el trabajo, en el consumo, en la inversión en fábricas, no en el capital especulativo, y a partir de allí confecciona el presupuesto.

En definitiva, no es la meta económica la que define la política, sino que es el objetivo político lo que define la meta económica. Tal vez sea esto lo que hace que a algunos les resulte tan difícil de entender este presupuesto, porque siguen rigiéndose por la lógica del mercado. Esto es lo que hace que algunos sectores tan poderosos ataquen, e inclusive, desestabilicen, porque lo que no pueden tolerar es este cambio de paradigma, en el que la política es la que pugna por disciplinar las metas económicas.

Por eso la importancia de la unidad política de un bloque frente a seis proyectos fragmentados de dictámenes de minoría. Esta unidad política implica unidad de concepción, unidad de criterio, liderazgo y objetivos. De lo contrario, ¿desde qué fuerza política se sostiene un presupuesto que intenta disputar la capacidad de fijar los precios a los mercados?

En segundo lugar, escuché preguntar a algunos qué sentido tiene resistirse o denunciar los intentos devaluadores de algunos grupos de poder en un ejercicio de retórica, si de todas maneras el que devaluó fue el gobierno. ¿Cómo puede ser que en un debate parlamentario discutamos categorías de análisis que son absolutamente incomparables, como tratar de cotejar lo que es el ejercicio de una política monetaria y los ajustes programados, mínimos, relativos a la evolución del resto de las variables económicas que significarían aceptar una devaluación impuesta por una corrida de los mercados?

Vuelvo sobre lo mismo. El problema es no haber podido imponer a la política esa capacidad de fijar el valor de los grandes precios de la economía, porque la lucha contra el tipo de cambio no es contable sino política, es decir, quién fija los precios de la economía. Es allí donde hay un Estado y un gobierno que se planta.

En tercer lugar, respecto de la relación financiera entre la nación y las provincias, en la época en que regían los anteriores pactos fiscales, antes de la nueva estructura tributaria, hay quienes dicen que las provincias obtenían el 55 por ciento de los recursos primarios y la Nación sólo el 45. Y que eso garantizaba una mayor calidad institucional. Hoy esa relación ha variado mucho a favor de la Nación. Quiero decirle, señora presidenta, que aquella era la época de las provincias inviables, que en ese período hubo veintidós gobernadores destituidos, ya sea por mal manejo de los recursos provinciales, o por razones políticas derivadas de los malos manejos de esos recursos, y que se llegó a tener catorce cuasimonedas que, trabajosamente, la actual gestión reemplazó por dinero legítimo.

¿Dónde está la calidad institucional? La calidad institucional está en que si la Nación concentra el manejo de los recursos, pero los distribuye a las provincias en términos de obras de infraestructura, obras públicas, programas de vivienda y proyectos sociales, lo que logra es tener cada vez mejores ciudadanos. Para nosotros la construcción de ciudadanía es la base que garantiza la calidad institucional.

Por último, se plantea que deberíamos volver al sistema financiero internacional porque nos cobra tasas más baratas que las que nos cobran otros acreedores. Por ingenuidad, o por compromiso de intereses, es que se vuelve a caer en el análisis contable del sistema financiero. El sistema financiero internacional nos cobra una tasa política por el nivel de condicionalidades, que hacían que el Fondo Monetario tuviera una oficina en la casa de gobierno y sucursales en los distintos ministerios. Hoy tenemos un gobierno soberano que decide la política.

Cuando desde el núcleo del capitalismo financiero surge un fallo contrario, que desafía, que ataca, que presiona la política soberana de nuestro gobierno y hay una presidenta que contesta inyectando recursos al mercado, transfiriendo de las sociedades extranjeras a los trabajadores, a los monotributistas, y recursos a las asignaciones familiares, para garantizar una política soberana, ese gobierno merece que se le apruebe el presupuesto. Por eso es que lo apoyamos." (Aplausos.)