Ante todo mi reconocimiento a los tripulantes del ARA San Juan y mi respeto a sus familiares.

Día de la Militancia.

De Militante a Militante. De Compañero a Compañere. Estamos muy fuertes, mucho más de lo que ellos intentan hacernos sentir. Y tenemos muchos argumentos para estar así de fuertes. Pero, si en algún momento nos faltara algún argumento, igual sintámonos fuertes. Si el poder nos necesita débiles, sintámonos más fuertes que nunca. Si quienes están saqueando una vez más la Patria (que sea la última!) y empobreciendo a nuestro Pueblo hasta el extremo, nos necesitan desanimados, tengamos más ánimo que nunca, actuemos con más energía, convicción y coraje que nunca. Por un principio elemental de la militancia: no darle el gusto al poder. Si el poder desprestigia la militancia, sintámonos cada vez más orgullosxs de serlo. 

Otro deber que siento como Militante en estos momentos es impedir que nadie de nuestro Pueblo acepte que está bien perder derechos. Impedir que nadie crea que es natural perder derechos. Que nadie se acostumbre a eso de que lo que tuvo hasta hace poco tiempo era demasiado, que está bien que nos recorten medicamentos porque antes teníamos demasiados, que nos bajen el sueldo porque antes ganábamos demasiado, que nos quiten el trabajo porque lo lógico, lo "moderno" es vivir en la incertidumbre. Un/a trabajador/a jamás gana demasiado; un/a jubilado/a jamás cobra demasiado. Un/a niño/a jamás tiene suficiente educación pública. Los únicos que se aprovechan y monopolizan demasiado, fugan demasiados capitales y nos roban demasiados derechos son los dueños del poder.

Por último, otro compromiso que siento como Militante en estos momentos es que nos queda chico sólo seguir diagnosticando y criticando al macrismo. Se critican solos, en cada jardín de infantes que cierra, en cada comedor que se multiplica, en cada obra social que recorta una prestación, en cada tarifa impagable, en cada telegrama de despido. Nuestro deber va más allá de la crítica, como lo hacíamos hasta hace un tiempo. La realidad se encarga de hacerlo por sí misma. A partir de ahora nuestro deber es dar certezas. La certeza de que desde el instante mismo en que retomemos el gobierno de la mano de Cristina, revocaremos el endeudamiento en general y el acuerdo con el FMI en particular. Desde ese instante mismo los alimentos, la salud, la educación pública, los servicios esenciales, el trabajo y el desarrollo industrial pasarán a ser definitivamente derechos humanos fundamentales, cuestiones de orden público, de modo que ningún interés privado pueda sobreponerse a ellos. Y desde esos derechos seguir construyendo la Patria De Compañero a Compañere. De Militante a Militante.

Carlos Raimundi