Con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del episodio de Malvinas se realizó la Charla “Diferentes enfoques sobre el concepto de Soberanía” en la que disertaron:

Félix Herrero (Vice Presidente del Grupo Moreno)
Rosendo Fraga (analista político, periodista e historiador)
Rodolfo Carrizo (Secretario de Relaciones Institucionales del Centro de Ex Combatientes de Malvinas de La Plata)
Juan Carlos Vaccareza (Analista Económico y Presidente de la Fundación Siglo XXI)
Coodinó el Diputado Carlos Raimundi.

La actividad tuvo lugar el jueves 3 de abril a las 17 hs. en el Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación. Para ver la transcripción taquigráfica de la misma haga click en "Leer más"

Charla sobre Soberanía Evento realizado el 3 de abril en la Cámara de Diputados
 
Transcripción taquigráfica de la Charla
 
Buenos Aires, a los 3 días del mes de abril de 2008, a la hora 17 y 42:

Sr. Presidente (Raimundi).- Damos inicio al encuentro sobre diferentes enfoques sobre el concepto de soberanía.
El 2 de abril del año 1982 no es una fecha para recordar con felicidad sino más bien para pensar sobre nosotros mismos. Y no queríamos dejarla pasar sin hacer una reunión sencilla y brindar un modesto espacio de reflexión tan necesario en estos tiempos.
Ideamos este pequeño encuentro con la idea de contar con el aporte de las distintas vertientes del pensamiento, los distintos sectores, las distintas actividades y los distintos perfiles, siempre tomando como referencia la fecha histórica y con el fin de obtener enseñanzas y nuevas reflexiones para el futuro.
No sabíamos que en el ínterin se iban a producir los hechos por todos conocidos. De todos modos, creo que eso actualiza más el sentido de este acto. Y no lo digo porque el 2 de abril de 1982 tenga relación directa con lo ocurrido en las últimas semanas, pero sí en términos de que tenemos una sociedad que todavía está dormida en muchos aspectos y que tiene cosas muy profundas que parece que la superan. Como la piel está hiper sensibilizada y no están cicatrizadas ni cerradas muchas heridas y rémoras sociales, con el mero roce empiezan a aflorar cosas que creíamos dormidas.
Con esta vocación de reflexión queremos agradecer la presencia y sobre todo la colaboración prestada por personas muy destacadas en la materia.
Voy a presentar a nuestros invitados. Está presente el señor Juan Carlos
Vaccareza, economista, docente, ex autoridad del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la provincia y actualmente dirigente político de la provincia Buenos Aires.
Es un académico de la Universidad de Lomas de Zamora y presidente de una fundación con varias publicaciones. De manera que él verá desde qué perspectiva aborda el tema, pero tiene pergaminos como para hacerlo.
También nos acompaña el señor Félix Herrera, vicepresidente del Instituto Moreno, a quien deben conocer por la fecunda tarea de concientización, análisis, esclarecimiento y lucha política que está haciendo sobre temas vitales para la Argentina, como es la soberanía energética del país.
También nos acompañan el señor Rosendo Fraga, a quien conocen por su actividad como analista político, y el señor Rodolfo Carrizo, vicepresidente del Centro de Ex Combatientes de la Ciudad de La Plata, aunque también fue su presidente en otras etapas y fundador del mismo.
Mi labor es simplemente ordinar la charla y hacer alguna reflexión final. Pero esta reunión no es para que hablemos nosotros sino para escuchar a los invitados.
De manera que comenzamos escuchando al señor Vaccareza.

Sr. Vaccareza.- Buenas tardes a todos.
Cuando fui invitado por el diputado Raimundi a tratar de reflexionar sobre Malvinas cabalgué sobre la idea de tratar de entrecruzar el hecho de Malvinas como una actitud colonialista todavía vigente y un andarivel económico.
Sé que las fechas no son muy interesantes para una charla pero me gustaría recordar algunas.
En primer lugar, hay un escrito en Inglaterra que data de 1711- referido a la forma de poder trabajar sobre las colonias Hispanoamericanas y defender el comercio.
Alrededor de 1760/61 los portugueses, a través de la relación conjunta con Inglaterra, tratan de invadir Colonia de Sacramento. Esto fue todo un trabajo de conjunción política del Reino de Portugal con Inglaterra, con quien tenía una relación directa. Sin embargo son rechazados por don Pedro de Cevallos.
Hay una primera invasión a Malvinas en 1765 al mando de John Byron, quien llega al archipiélago y funda en la conjunción de las islas Trinidad, Vigía y parte del noreste de la Gran Malvina, Puerto Egmont, en honor al primer Lord del Almirantazgo.
Frente a esto, España, con un cuerpo a la orden del Capitán de Fragata de la Real Armada, Felipe Ruiz Puente, desaloja a los ingleses.
Francia, que ocupaba las islas desde hacía un año, luego de negociaciones reconoce la soberanía española, previa indemnización de 200.000 libras de aquella época.
El 10 de diciembre de 1769, el Capitán Antonio Hunt comunica que ha de ocupar nuevamente el archipiélago malvinense a nombre de su graciosa majestad, estableciéndose en Puerto Egmont.
El 11 de mayo de 1770, al mando del Mayor General Juan Ignacio Madariaga parte una fuerza naval compuesta por varias fragatas y hombres que logran desalojarlos el 10 de junio de 1770.
Como podemos observar, las incursiones y el trabajo de los ingleses ya son tres: una, sobre Colonia de Sacramento y dos sobre territorio malvinense.
Históricamente después vienen las invasiones inglesas, que se producen en 1806 y 1807.
Sabemos que las dos invasiones fueron rechazadas, pero -como alguno escribió por ahí- si bien los ingleses perdieron la invasión, lograron la inserción de muchísimos comerciantes ingleses –que ya venían contrabandeando con la trata de escalvos- en el Río de la Plata.
Eso se llama aproximación indirecta: como no te puedo conquistar, me aproximo indirectamente. Esto ocurrió entre 1806 y 1807. Indudablemente, en Inglaterra hubo una preponderancia histórica en las revoluciones que se realizaron en América a partir de 1810. No solamente hubo influencias europeas a partir de la revolución francesa sino que específicamente hubo una influencia británica directa en el conjunto de los países que se fueron liberando. Y obviamente la influencia en el Río de la Plata fue de mucha importancia.
En 1825 se firma el primer tratado de amistad con Inglaterra. Luego, Inglaterra también lo firma con otros países. Ese tratado de amistad entre un territorio de las Provincias Unidas y una Nación como Inglaterra en época de la revolución industrial, no tiene parangón entre los dos sectores.
En el esquema que estaba vigente se podían navegar los ríos; pero ellos tenían barcos y nosotros no. También se discutía quién tenía que estar arriba de los barcos y el tema de la Nación más favorecida. No hay que olvidarse de que el tema de la Nación más favorecida para ella y para los súbditos es lo que origina el bloqueo francés en el 38 en el Río de la Plata. Esto ocurrió porque los súbditos ingleses no estaban obligados a hacer lo que nosotros llamamos el servicio militar.
En los años 38 y 45 hubo dos bloqueos: francés e inglés. Hay acontecimientos históricos que devienen en dos teorías; y algunos dicen que los ingleses acompañaron para ver qué hacían los franceses. Esto implica que durante casi cien años, desde 1760 hasta 1845, hubo una importantísima presencia indirecta en el Río de la Plata y sobre todo en las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Siguiendo con el esquema, más allá de las distintas organizaciones y personajes que ocuparon la conducción estratégica de la confederación, los comerciantes ingleses y la economía inglesa siempre fueron un vehículo de acercamiento. Es mentira que no había comerciantes ingleses en plena confederación. Inglaterra tuvo siempre una inserción muy fuerte en el Río de la Plata.
En 1862 Argentina se estabiliza institucionalmente de manera muy fuerte. Y todos conocemos el esquema de inversión de Inglaterra en la Argentina. Me refiero básicamente al tema préstamos que no solamente había comenzado en el 24 o 26 con Rivadavia sino que siguió en la década del 80 , el tema de los ferrocarriles y la inserción de las importaciones de toda la manufactura inglesa.
En 1914 comienza la Primera Guerra Mundial y todavía la presencia inglesa en Argentina era importantísima. Creo que éramos el cuarto país en la lista de inversiones inglesas. Y recuerdo que en 1930 había 450 millones de libras esterlinas invertidas en el país.
¿Hasta qué punto Inglaterra y Argentina tenían una relación de una profundidad manifiesta? Yo voy salteando temas porque sino no nos va alcanzar el tiempo para hablar.
Llegamos así al pacto de Roca-Runciman, que firma Argentina para que Inglaterra compre carne. En él se determina que, nada más y nada menos que el 85 por ciento de las carnes de nuestro país debía ser vendido a través de frigoríficos extranjeros, y que solamente el 15 por ciento podía ser vendido a través de los frigoríficos argentinos. Además, podían subir o bajar en un 10 por ciento el monto de la carne vendida sin ninguna intervención del gobierno argentino.
Las libras que Inglaterra le iba a enviar a Argentina por la venta de carne -salvo 12 millones de pesos que iban a pagar un empréstito americano- tenían que quedar para comprar las mercaderías inglesas.
A raíz de ese pacto, el transporte colectivo, que recién se iniciaba en la Argentina -tenía dos años de existencia-, fue cooptado por la Corporación de Transporte que estaba en manos de los ingleses. También se crea el Banco Central de la República Argentina, con gran predominancia de funcionarios y capitales británicos, que imponen un esquema de relación económica tremendo.
Todo esto sigue hasta el año 1939. Estando ya en presencia de la guerra, Argentina se declara neutral.
Hay sectores que dicen que la neutralidad fue, de alguna manera, fogoneada por Inglaterra para poder ser abastecida. Lo mismo pasó en la Primera Guerra Mundial.
Hay discusiones históricas respecto a eso pero no cabe la menor duda que los barcos argentinos –salvo uno que tuvo un problema- llegaron a Inglaterra con la mercadería. Y fue de ese tiempo que quedó un saldo de libras esterlinas a cobrar muy grande a favor de Argentina, que después fueron declaradas inconvertibles y no pudieron cobrarse más que a través de distintas compensaciones con las empresas que quedaron en la Argentina.
Luego de terminada la guerra, Estados Unidos comienza a tener una relación más distante con Inglaterra aunque sigue siendo de altísimo nivel.
¿Tiene que ver Inglaterra con lo que sucedió en Argentina en 1955? Algunos investigadores dicen que sí.
¿El esquema de Malvinas es un esquema específicamente de sometimiento colonial? ¿Es solamente un esquema de un país poderoso que se apodera de una isla, que puede tener riquezas ictícolas, gasíferas, petrolíferas? ¿Se puede tomar como un hecho aislado? Nosotros entendemos que no.
Prueba de ello es que en 1990 y 1991 –para ya acercarnos a nuestro tiempo- se firman dos acuerdos -uno que prácticamente renueva el de 1825, y el otro sobre inversiones- por los cuales Inglaterra, nuevamente, tiene una preponderancia importante en un acuerdo con Argentina.
¿Se hubiesen firmado estos acuerdos si no hubiera habido guerra? Quizás no.
Ayer escuchaba decir a la señora presidenta que había un neocolonialismo. Me parece que no se puede encerrar el tema de Malvinas en un tema específicamente de intervención militar y de colonialismo moderno contemporáneo. Creo que es una continuidad histórica, que es la política de Gran Bretaña del Commonwealth. Sin embargo, en 1930, el presidente Roca, que firmó el pacto con Runciman, dijo que era un honor estar dentro del Commonwealth.
Por otro lado, llama muchísimo la atención la cantidad de libros que existen dedicados al tema Argentina-Inglaterra. La escritora Cibotti, el año pasado, publicó el libro “Queridos Enemigos”, el ex director del “Buenos Aires Herald” escribió un libro llamado “La Colonia Perdida” y hasta hay un libro de un escritor inglés sobre los partidos de fútbol jugados entre Argentina e Inglaterra.
Se trata de un escritor que escribió treinta libros y solamente uno sobre disputas deportivas entre Inglaterra y Alemania. Y también hay una trilogía llamada “Argentina: gesta británica.”
Entonces me pregunto: ¿solamente podemos analizar el esquema de Malvinas en el ámbito de una invasión territorial? Particularmente considero que no. Creo que trasciende al tema territorial y al tema de la disputa de un territorio. Se trata de una escala de relaciones económicas y sociales mucho más profundas. Y me parece que Gran Bretaña –más allá de lo que muchos creen todavía tiene incidencia y pesa muchísimo en la República Argentina.
Yo no voy a hablar de petróleo porque seguramente lo hará Félix Herrera. Sabemos que hubo prórroga de las concesiones petroleras y una de las compañías beneficiadas es inglesa. Aunque, entre comillas, el tema está entrelazado con una compañía argentina.
Me parece que Malvinas nos plantea mirar en qué esquema tiene que desarrollarse el país y de qué manera tiene que asomar hacia una ventana distinta en sus relaciones internacionales. Y esto no quiere decir que uno no entienda que tenga que haber inversiones de otros países, pero sí que tiene que existir un camino de autonomía en la toma de decisiones.
Tenemos que contar con la mayor cantidad de convenios económicos y las mejores ventajas comparativas y competitivas para la Argentina. Pero estamos convencidos de que el tema de Malvinas no es territorial sino político, cultural y económico. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Raimundi).- Antes de darle la palabra al señor Rodolfo Carrizo, quiero agradecer la presencia de dos compañeros de bloque: el presidente de nuestro bloque, el señor diputado Macaluse, y el señor diputado Gorbacz, que digamos que pertenece a la provincia de Malvinas al representar a Tierra del Fuego.
Asimismo quiero agradecer la presencia de Agustín Romero, miembro del Consejo Académico del Observatorio sobre la Cuestión Malvinas, que se constituyó hace un par de años; no recuerdo exactamente la fecha. Se trata de una experiencia muy interesante originada por iniciativa del entonces presidente de la Cámara de Diputados, el señor diputado Balestrini, y de quien presidía la Comisión Relaciones Exteriores, señor diputado Argüello, quien ahora ocupa el cargo de jefe de la misión de Naciones Unidas, y ahora continúa haciéndolo el actual presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores.
Se trata de un espacio transversal donde estamos representadas todas las expresiones políticas del Parlamento. Cuenta con muy buenos y jerarquizados representantes académicos. Además creo que es un espacio de reflexión muy válido porque se expresan distintos puntos de vista y donde se confirma que Malvinas –lamentablemente es una de las pocas causas nacionales que todos sentimos como propia.
Asimismo quiero agradecer la presencia del ministro Rossi, uno de los responsables de Cancillería de Malvinas, y la todos los que se encuentran aquí, entre quienes están los concejales de la provincia de Buenos Aires.
Tiene la palabra el señor Carrizo.

Sr. Carrizo.- Voy a ser una pequeña corrección a lo que acaba de decir el presidente de la comisión. Tengo a mi cargo la responsabilidad de las relaciones institucionales del Centro de Ex Combatientes de la ciudad de la Plata.
Fui soldado del Regimiento 7° de Infantería y en ese carácter participé del conflicto de 1982 y en el combate del Monte Longdon.
Nosotros no estamos muy habituados a discutir en estos ámbitos, sobre todo cuando hay muchos especialistas. Por eso tenemos que recurrir al papel, por lo menos para que nos sirva de una guía como para poder discutir algunas de las cosas que creemos que hay que debatir.
Lo primero que quiero decir es que la propuesta de pensar el tema de la soberanía de Malvinas hoy es quizás uno de los desafíos más importantes que se le plantean a una sociedad que no ha sabido resolver un conflicto centenario o mucho más largo.
Hablo de la sociedad para no hablar de los gobiernos, porque en definitiva los gobiernos pasan, las políticas que éstos ejercen y proyectan también pasan, pero son los pueblos los que subsisten y los que padecen los desaciertos o los aciertos de los gobiernos.
Ahora bien, creo que todos hemos observado y podemos darnos cuenta de que ciertos derechos de los pueblos son reservados casi con exclusividad a determinados sectores de la intelectualidad y la política.
En la Argentina, la emergencia social ha imperado por sobre otras cuestiones como la geoestrategia, la soberanía del territorio, etcétera. Y lo digo también con un sentido autocrítico.
Quizás éste sea uno de los períodos más largos de estabilidad democrática y de alguna manera creo que ya empiezan a llegar los tiempos para discutir Malvinas.
Hoy es un gran desafío -más allá de los resultados por lo menos en el corto plazo- discutir Malvinas en las universidades, en las escuelas, en los ámbitos como éste. Quizás sea uno de los mejores síntomas de una instancia nueva que va un poco a contramano de lo que nosotros definimos como la “desmalvinización” que empezó una vez terminada la guerra de Malvinas.
Por eso es que, en lo personal, me congratula estar aquí y ver todas estas iniciativas que tienden a transferir el conocimiento, las ideas, las propuestas y aprender aun en la diversidad, porque en definitiva es tratar de pensar colectivamente.
Recientemente he viajado a Malvinas, y volver a pisar el territorio después de veinticinco años de caminar por aquellos lugares, que fueron escenarios de la guerra, y compartir esa gran sensación de emotividad junto con el resto de los compañeros con que hiciéramos el viaje, recorrer las calles de la isla, ver la gente, ver el comportamiento de los jóvenes y de los mayores, nos estimuló a algunas conclusiones que quisiera compartir con todos ustedes. Y quisiera hacerlas en tono de pregunta ya que hablar de conclusión puede sonar, en alguna medida, hasta presuntuoso.
Lo primero que nos preguntamos es: ¿Malvinas es un territorio en disputa? Como argentinos aceptamos que hay un diferendo que nos excede a la voluntad y al marco jurídico.
La primera certeza es que no consideramos que sea un territorio en disputa. Sí es un territorio usurpado y disputado desde antes de 1833. Desde esa fecha hasta ahora la Argentina no ha cesado de hacer los reclamos formales en todos los foros internacionales, haciendo uso de todos los argumentos jurídicos y políticos que a nuestro parecer nos ampara. Sin embargo, volver a Malvinas fue entender que la calidad de nuestros argumentos no han sido renovados, y que por lo tanto muchos de los mismos se han enfrentado con argumentos similares del lado opuesto, donde el sentido de la razón queda subsumido al poder de los países poderosos. En consecuencia, la calidad de nuestros argumentos, a mi criterio, debe ser ampliada en correspondencia con el nuevo orden mundial.
Los foros internacionales son escenarios de gran cantidad de denuncias, de vínculos mediáticos y alianzas transitorias y estratégicas pero no significa que siempre tengan el poder de sanción y resolución de los conflictos. Más cuando uno sabe que muchos de estos organismos son fuerzas inertes, al menos para los países periféricos o subdesarrollados, como se dijera en otra época, o en vías de desarrollo, como se suele decir ahora.

.7 En definitiva, los gobiernos son los que tienen el poder de negociar, acordar, resolver o no. Pero de ninguna manera significa que sean los únicos interesados en solucionar la cuestión. Acá surge el rol activo de la sociedad y aparecemos nosotros, porque de acuerdo con la forma en que acciona la sociedad se condiciona la política del gobierno, más aun cuando es un gobierno democrático.
Sabemos que existen los supuestos. Sé que la duda, el escepticismo y la soberbia de los que gobiernan, en muchos casos se imponen sobre la voluntad de los pueblos. Pero permítanme pensar que si no se cuida esta idea no tendría sentido nuestra lucha.
Retomo entonces con la idea de que se puede pensar el tema Malvinas de otra manera. Claro está que no se trata de una solución matemática, ni se puede aplicar una fórmula para que el asunto esté resuelto. Al respecto, hay cuestiones que me parecen centrales. En primer lugar, Malvinas no es un problema exclusivamente de los argentinos. Y aquí nos volvemos a formular algunas preguntas: ¿por qué desde 1982, una vez finalizada la guerra, se sucedieron algunos hechos de los cuales sólo registraron o conservaron información los especialistas? Y, por ejemplo, también podemos preguntarnos por qué los británicos fortificaron la isla de manera exuberante. ¿Por qué hicieron la tremenda base militar de Mount Pleasant? ¿Por qué trasladaron al comando de operaciones australes de Ascensión a las Islas Malvinas? ¿Por qué creen que los británicos están ahí?
En alguna medida, mi antecesor en el uso de la palabra planteaba parte de esta discusión al señalar que ni siquiera era un problema de naturaleza territorial sino que dejaba entrever que a lo largo de la historia el imperio ha constituido su poder sobre la base del avasallamiento de los países más pequeños o más aun, de aquellos que ni siquiera eran países. Y nosotros creemos que todo este poderoso arsenal militar que actualmente está en la isla que hemos visto y del cual hemos tomado cuenta no es por temor a que la Argentina vuelva a tomar una decisión parecida a la de 1982. Y creemos que tampoco se debe a que estén preocupados por la vida de sus 2.400 habitantes, por la evolución estética y arquitectónica de la isla, ni porque el turismo sea un gran negocio; aunque actualmente puede serlo.
Ellos están ahí y consolidan un poder militar que desde el 82 ha avanzado de manera increíble. ¿Saben por qué? Porque hicieron y continúan haciéndolo un estudio estratégico muy fuerte sobre la riqueza de la región y su potencialidad. En consecuencia saben del agua, del krill, de los nodos polimetálicos y de la energía del petróleo.
Yo les quiero mostrar un mapa que me dieron en el Departamento de Hidrología de Malvinas. ¿Ven la parte negra? A su vez están todas las zonas donde se realiza la gran búsqueda de la explotación del petróleo. En estos informes está el detalle de los buques con sonares, dónde van y buscan el petróleo y la manera de realizar las perforaciones. Me parece que esa fue una de las cosas que nos llamó poderosamente la atención al mirar lo que estaba pasando allí.
Yo decía que Malvinas ya no debe ser sola y exclusivamente un problema de la Argentina sino que afecta a todos los destinos de la región porque todo lo que hay ahí, desde los recursos económicos a los estratégicos, son beneficiosos para toda la región. Me refiero en particular a aquellos que son renovables y que en definitiva necesita la humanidad, como puede ser el agua. Yo no me voy a detener en este tema. Creo que hay una cantidad de estudios y en el debate quizás podríamos profundizar el tema y encontrar una vinculación directa entre todo lo que es el sistema de glaciares y el acuífero guaraní.
Entiendo que hay algunas cosas que vale la pena tener en cuenta. Yo planteaba el tema del agua porque hace muy poco fui a Formosa y en una reunión que tuve con los formoseños, con cierto orgullo contaban que ahí estaba instalada una planta muy importante de Coca Cola, quizás una de las más grandes de todo el corredor del noroeste.
Nos preguntaban por qué. Es que la Coca Cola, en realidad, se hace esencialmente con agua, y ahí se obtiene agua en exceso y en forma barata por el tema del acuífero. Esto lo decía un especialista de la universidad y me parece que la información es significativa.
Malvinas es un enclave de alto valor estratégico que fue considerado en las principales hipótesis de guerra. También fue considerado cuando se dio el conflicto de Malvinas.
Malvinas, sin duda, es una de las colonias más ricas del Atlántico Sur. Y no lo digo metafóricamente. Son muchos los que van en busca de un porvenir allí. Aunque temporario, el valor de los salarios es distinto al de otras islas del Atlántico Sur.
Hay un dato que me llamó poderosamente la atención: por ejemplo, la colonia de chilenos que van a Malvinas y que se están afincando. Algunos echan raíces y otros ejercen trabajos de diversa índole, además de ejercer el comercio constante entre Chile y la isla en cuestiones que están absolutamente vedadas para los argentinos. Y, por supuesto, también hay gente de la Isla Santa Helena que va en busca de un mejor salario.
Les quiero contar un ejemplo que puede servir para que se comprenda esta idea. En Malvinas hay un restaurantes muy importante –quizás el más importante- desde el punto de vista de su presencia, de su elegancia y de cómo está presentado que se llama “Braseerie”. Es un restaurante de chilenos. Los mozos son chilenos, la recepcionista es chilena, el congrio es chileno y es el restaurante que más fama tiene. Y no lo digo para plantear algo contra los chilenos, por el contrario. Pero hay una presencia activa que ronda en un orden de los 400 visitantes chilenos en el año que se rotan y trabajan y hacen algunos trabajos que en otro momento lo hacían los mismos británicos, como por ejemplo, trabajar en el buque guardacosta por el tema de las famosos licencias pesqueras.
Esta población chilena se casa con habitantes de la isla y tienen hijos con ellos y curiosamente, se llaman los “chilkelps”, que es una asociación de palabras.
Por otro lado, pudimos observar en Malvinas una prosperidad con un ingreso anual per cápita de 100 mil dólares por habitante, aunque este ingreso no retorna en forma directa a la población.
La isla, a diferencia del siglo anterior, ha cambiado su modelo de producción económico. Lo que hasta no hace mucho producía ingresos, como la comercialización de la ganadería ovina, hoy está seriamente relegada a los grandes dividendos que generan las concesiones de pesca. Ustedes saben que las licencias de pesca se otorgan anualmente y a veces esto genera un gran dividendo a la isla. De todos modos, las licencias petroleras, son de mucho más largo aliento porque las inversiones también cuestan más, son más largas y obviamente generan esas diferencias.
De manera que gran parte de ese ingreso creo que no está destinada a la gente de la isla, sino a garantizar la defensa de la isla.
Otra cuestión importante es la educación. En Malvinas no hay teatros, no hay cines, no hay festivales de rock, no hay eventos cotidianos de distracción de la gente. En Malvinas, ser joven es realmente una proeza, porque hay mucho viento y no es fácil andar por la calle caminando todos los días.
¿Qué le pasa a la gente, a los jóvenes cuando están ahí un tiempo, que de pronto saben que tienen una posibilidad para crecer en su desarrollo personal como ir a estudiar? Se tienen que ir afuera. Se van a Londres, a Nueva Zelanda y algunos han ido a Chile. El tema es que cuando van y adquieren el conocimiento, después no vuelven.

.9Por eso será muy difícil que crezca la población de Malvinas, que haya afincamiento y crecimiento de pobladores en la isla.
Tuvimos una charla muy interesante con el director de la escuela. Él nos contaba que la gente del interior estudia en una escuela que está emplazada donde estaba el comando de Malvinas durante el conflicto. Guillermo Bianchi, compañero mío de Malvinas, estuvo en ese comando donde trabajaban los jefes. Entonces, ese comando se transformó en una escuela donde los chicos del interior van a hacer una pasantía para poder terminar el secundario.
Todos estos hechos fueron surgiendo a partir de la observación y entiendo que algunos de ellos deben inducir a la búsqueda de caminos para la solución del conflicto y la obtención definitiva de la soberanía argentina.
En primer lugar tenemos que saber que ahora estamos mucho peor que cuando finalizó el conflicto. Hemos retrocedido muchísimo y a la vez hemos perdido la posibilidad de permanecer en la isla. Y desde ya, creo que todo el mundo sabe que los hechos están a la vista. Por lo tanto, a mi entender es muy importante ir a Malvinas y por ello hay que buscar todas las formas de conseguirlo. Sostengo que no se defiende lo que no se quiere. Y muchos argentinos tenemos que ir a las islas porque consideramos que es importante conocer nuestra visión e interpretación acerca de los isleños.
Partiendo del supuesto de que las islas son argentinas, la pregunta es qué son los isleños para nosotros. No hago la pregunta para que todo el mundo tenga una respuesta sino simplemente para plantear un interrogante.
Es importante que muchas preguntas hayan surgido del intercambio con ellos. Y me parece que tenemos que hablarles porque tienen un problema muy serio con la sociedad y el gobierno británico. Por lo tanto, a veces no encuentran el nexo o el vínculo en la comunicación. Además, plantean algo que realmente me pareció interesante, al menos novedoso, que es hablar del concepto de integración. Me refiero a la manera en que se podía formular un concepto de integración. Por eso creemos que debe existir una forma de vinculación y generación de nuevos momentos de diálogo con los isleños.
A mi criterio, hay que integrarlos a un modelo que los contenga y no que los expulse. Tenemos que invitarlos a nuestras universidades, no tenerle miedo al prejuicio ni a la discusión y aceptar que tenemos diferencias.
En la isla hay gente, hombres y mujeres comunes, que también sufrieron la guerra y sintieron el avasallamiento del ejercicio de la dictadura militar argentina, anclado en el derecho de soberanía. Nosotros charlamos con periodistas e historiadores que comprenden muchas de las situaciones que hacen al diferendo, pero saben a ciencia cierta que no se puede desarrollar una relación fluida porque los gobiernos no facilitan la relación. Ellos no solamente hablan de la relación de parte del gobierno argentino, porque lo podrían hacer sin ningún problema, sino precisamente del de ellos.
Ustedes saben que Malvinas hay un sector muy conservador, muy reaccionario, que resiste mucho el vínculo con la Argentina. Pero el hecho de que durante este mes hayan vuelto dieciséis ex combatientes a la isla y de que en el transcurso de los dos últimos años hayamos viajado aproximadamente sesenta o setenta ex combatientes, ha establecido un vínculo que no solamente tiene que ver con la necesidad personal de reencontrar cosas relativas a nuestros pasado sino también con poder establecer un vínculo con esos pequeños mojones de soberanía que hacemos cuando cantamos el himno aun en el cementerio , cuando nuevamente dormimos en la montaña como lo hicimos hace 25 años atrás, o cuando ponemos una placa.
A mi criterio, estas son algunas de las cosas que ratifican el derecho argentino, no solamente desde el punto de vista de la acción sino también de marcar una presencia permanente. Entendemos que estas cuestiones deben discutirse en Argentina.
Creo que no hay que tener una mirada de Malvinas solamente pensando en qué paso en 1982, sino que debemos considerar algunas cosas que el 82 dejó y que todavía siguen sin resolverse, como el sentido de la memoria, de la justicia y de la dignidad.
En este sentido –y para terminar les quiero contar una cosa muy particular que está pasando por estos tiempos. Se ha firmado el decreto 886/05 por el que se otorgó a muchos militares argentinos el beneficio de pensión que tenían los soldados. Dicho beneficio se extendió con la condiciónde que no debería afectar a quienes cometieron delitos de lesa humanidad. Lo cierto es que el señor Pernía, el Tigre Acosta, Díaz Rolón y Menéndez cobran la pensión y tienen el beneficio de la ANSES.
Nosotros venimos batallando en esta discusión y nos parece una barbaridad, no porque no haya gente que no se merezca el reconocimiento, sino porque es muy difícil construir una salida en defensa de la soberanía cuando se violan las soberanías esenciales de los pueblos, como en este caso, la de los derechos humanos.
Considero que a Malvinas hay que enmarcarla en este contexto que genera una nueva discusión, e invito para que se haga lo más masiva posible. Creo que la única forma que tenemos de recuperar Malvinas no es solamente con ir a ver lo que fue y generó una guerra sino tratar de establecer una nueva relación con quienes están en las islas. (Aplausos.)

Sr. Gorbacz.- Quisiera hacer un comentario relacionado con esto último que mencionó el compañero sobre las pensiones de guerra.
Hace un par de semanas, desde nuestro bloque, presentamos un proyecto que modifica esa norma y plantea la suspensión del pago de las pensiones de guerra a aquellos que estén no solamente condenados –que ya están excluidos- sino a los procesados por cometer delitos de lesa humanidad hasta tanto se resuelva su situación.

Sr. Carrizo.- Creo que hay que tener en cuenta la cuestión de los derechos adquiridos. Aquí se puede plantear un acto administrativo en el que se anule o suspenda ese decreto pero no se le inhibe el derecho. Ello puede ser muy perjudicial porque si los militares van a la Justicia y reclaman, la Corte diría: “Este derecho es adquirido y corresponde por este decreto.” La única manera posible de resolverlo es derogar el decreto y reformularlo para que tenga sentido de Justicia, de moral y ética para una sociedad que defiende los derechos humanos.

Sr. Gorbacz.- Nosotros planteamos la suspensión y, eventualmente, si hay una absolución puede cobrarse un retroactivo por el tiempo que estuvo suspendido para no afectar lo que planteaban.

Sr. Presidente (Raimundi).- Sobre el final podemos dejar un espacio para que formulen preguntas.
Quisiera agradecer la presencia del cuerpo de taquígrafos de la Cámara que está tomando nota en estos momentos para que luego podamos distribuir el contenido de esta reunión. Puedo asegurarles es un cuerpo muy eficiente, que trabaja muy rápido y no digo esto porque estén presentes sino porque realmente lo pienso.

Sr. Herrera.- Voy a tratar de ceñirme a algunos temas más nuevos que los hechos históricos en sí mismos.
En primer lugar, adhiero a este tipo de reuniones. Pertenezco al Movimiento Moreno, creado para que la energía, el petróleo, el gas y la energía eléctrica sean argentinos y no extranjeros o de sectores privados que remesan dinero a la banca extranjera.
.11 Nosotros consideramos que la energía es un hecho de soberanía. ¿Pero qué es la soberanía? Agradecemos la invitación porque este es un tema que hay que considerar acerca de las Malvinas. A las Malvinas hay que recordarlas, rememorarlas y homenajear a quienes fueron valientes en su territorio. Pero también hay que tener una concepción sobre ese fenómeno que es el destino a una recuperación. Nosotros tenemos que vivir en recuperación en las Malvinas. Malvinas es una derrota militar y sobre todo una derrota cultural. Nos han robado muchas cosas en las Malvinas y nos han robado muchas otras cosas más con las Malvinas.
Creemos que la soberanía es un elemento que no se puede desintegrar. Quienes desintegran la soberanía verdaderamente son sospechosos para los que queremos ser una Nación y no una colonia, como diría Scalabrini Ortiz. Nosotros creíamos que en el fenómeno de las Malvinas se vivía una fragmentación. Había soberanía nacional, un Estado nacional que quería recuperar su territorio propio, pero había negación de la soberanía popular. Se quería recuperar sin pueblo a pesar de que había una conciencia soberana del hecho popular de que las Malvinas eran argentinas.
Si nos ponemos a recordar el término soberanía, hay dos concepciones: la soberanía de Jean Bodin, que es la soberanía de la Nación, y la soberanía de Rousseau, que es la soberanía del pueblo. Y la Nación y el pueblo no se pueden fragmentar.
Hay dirigentes que por la fuerza de las armas, la mentira o el dinero se atribuyen el poder y niegan la soberanía popular. Por ello cuando luchan por la Nación realmente no lo hacen por la Nación sino seguramente por algún otro gran interés.
El 2 de abril es una fecha muy interesante por tratarse de una soberanía nacional sin pueblo pero sí con una decisión popular a favor. También un 2 de abril, pero de 1976, un verdadero genocida, que fue el ministro Martínez de Hoz, entregó el país. Ese día se pronunció el famoso discurso de privatización y desregulación de la Nación.
También un 2 de abril ocurrió otro hecho relativo a la pérdida de la soberanía. Quien es especialista en finanzas y dinero sabe que el dinero es soberano; es un sinónimo de la soberanía de emisión. El 2 de abril del año 1991 adoptamos la convertibilidad y de hecho aceptamos al dólar como si hubiera reemplazado nuestra moneda. No ocurrió lo mismo en Ecuador, donde el dólar reemplazó física y financieramente a su moneda. Ecuador continúa sin soberanía monetaria a pesar de que hay un avance gigante en la defensa de la soberanía nacional.
La soberanía tiene esos dos conceptos: poder, que es el imperum, poder hacer, y la independencia. Los que lucharon y luchan contra la dependencia luchan por la soberanía. Es un concepto muy claro y un término indivisible.
Decía un presidente de la República Argentina, un general varias veces votado, que si no hay soberanía o si a la soberanía se la reduce a la economía, a lo social, a lo institucional y a lo popular, pero no a la soberanía externa, estamos en una soberanía provincial. No tenemos una Nación como gente viviendo en el mundo desarrollando su soberanía.
Hay dos países que desarrollaron su soberanía antes de que ésta fuera reconocida por el pueblo. No estamos discutiendo si la soberanía viene de Dios o no que es otro tema acerca del origen sino si es del pueblo o no. Durante años Inglaterra ejerció la soberanía en todos los mares sin una voluntad popular. Y era una soberanía del concepto de Nación y no de pueblo, lo que se podía dislocar antes pero no ahora.
La soberanía no puede ser fraccionada. La soberanía no puede ser económica por un lado y no social. No puede ser internacional por un lado y nacionalmente no. El fraccionamiento de la soberanía es un gravísimo error.
Ecuador está modificando -en realidad creando- una nueva Constitución, de la cual ya fueron aprobados cinco artículos. El artículo 1° se refiere a la soberanía de la Nación; el artículo 2°, a la soberanía del territorio; el artículo 3°, a la soberanía del subsuelo, el artículo 4°, a la soberanía del mar y el artículo 5° a la soberanía militar. Es decir: Adiós Manta, que es la base militar de Estados Unidos en Ecuador. Este es el hecho soberano completo. No divide y no rompe la unidad popular ni nacional de un país.
En la Argentina hubo una tradición muy fuerte -y acá vamos al tema del petróleo- donde el petróleo era símbolo de soberanía. El general Mosconi dijo: “Entregar el petróleo es como entregar la bandera” y la bandera es el símbolo de la soberanía. Siempre nos preguntan si hay petróleo en las Malvinas. Obviamente que el tema del petróleo es muy importante porque se trata de un bien estratégico.Solamente en Argentina el petróleo no es un bien estratégico. Es el único país del mundo que se mantiene con el concepto de los tres decretos del menemato, de octubre, noviembre y diciembre de 1989, cuando dijo que el petróleo era un producto comercial, un commodity, como diría alguien que hable en idioma anglosajón.
El petróleo es un bien estratégico en todo el mundo; los documentos de Estado hablan de que es un bien estratégico, las reservas de Estados Unidos se llaman Reservas Estratégicas del Petróleo, REP en castellano. Sin embargo, en la Argentina se decidió que era un bien comercial. ¿Por qué? Porque un bien comercial se puede cooptar, robar, expropiar privadamente, etcétera.
El petróleo es tan estratégico, que es motivo de guerras. Sin duda alguna –más allá de interpretaciones o de exageraciones de especialistas que estamos en el tema de energía-, la guerra de Irán e Irak es una guerra petrolera; una guerra con una derrota de Estados Unidos y donde hoy se saca un poco más de la mitad de petróleo de lo que se sacaba antes de la invasión norteamericana.
La guerra de Afganistán existió porque por allí no solamente pasa la droga, sino el gas y todos los ductos del Medio Oriente.
La guerra de Darfur, que a veces nos la cuentan como una guerra de tribus, fue por el mismo motivo. Y es cierto que siempre las tribus son movidas para la guerra, pero ahí se están peleando una empresa que se llama Exxon Mod que está en Chad, y las autorizaciones que recibió la petrolera china de parte de Sudán. Entonces se están peleando en el territorio de Darfur que es donde hay grandes yacimientos petroleros.
Los latinoamericanos no nos tenemos que escandalizar por la existencia de guerras petroleras. Conocemos dos guerras sangrientas donde murió mucha población, por ejemplo la guerra del Gran Chaco, entre Paraguay y Bolivia, que fue la guerra de la Standard Oil de antes con la Shell. La segunda guerra fue la de Ecuador y Perú.
En la primera guerra ganó el grupo Shell. ¿Y saben quién fue el representante de la Standard Oil del gobierno de Estados Unidos en la conferencia de paz donde le dieron el premio a un ministro argentino que jugaba para los grupos británicos? El señor Braden. Y cuando terminó la guerra de Perú y Ecuador ¿quién fue el representante de Estados Unidos? El mismo Braden, que es el mismo señor que después vino acá.

.13En consecuencia, las guerras del petróleo no nos deben extrañar.
Después está el problema de los fraccionamientos, es decir, cuando no hay guerra pero se dividen. Vemos que Kosovo le saca a Serbia porque de allí viene el petróleo de Medio Oriente y Rusia. Entonces, se inventa un Kosovo para dificultar el proceso. Quiero agregar entre paréntesis que en Kosovo está la segunda mina de carbón más grande del mundo. Y sabemos todos que en el proceso que estamos viviendo se pasa de la crisis del petróleo a la nuclear y del carbón.
La de Nigeria y Biafra fue una guerra petrolera, estando los franceses por un lado con la empresa Total y el grupo americano británico por el otro. O sea que no nos debe extrañar este tema de la guerra.
Otro asunto de importancia es el fraccionamiento institucional. En la historia petrolera argentina está la lucha de la llamada “federalización” para referirse al subsuelo de las provincias. Esa es la postura de Exxon, Standard Oil y Shell frente a las posiciones de Irigoyen y Mosconi, etcétera. Este proceso de provincialización triunfa definitivamente en Argentina con la Constitución de 1994, con la privatización en 2002 y en enero del año pasado cuando aquí se vota la ley corta.
Hagamos una relación de propiedad. Yo soy provinciano y pertenezco a una de las provincias más federalistas que creo que hay. Pero una cosa es dividir el territorio argentino entre las diez provincias que tienen petróleo y otra cosa es que la renta petrolera vaya a esas provincias. Esto es lo que hacen las grandes empresas multinacionales: buscan primero la renta y después la propiedad; buscan los estados, la renta y después la propiedad.
¿Qué pasa con esta provincialización? Económicamente Estados Unidos es sesenta y tres veces más grande que Argentina. Entonces, Argentina es un Estado dominado y hay una relación de debilidad muy importante. Y ahora sucede que como resultado de la provincialización Panamerican impera hasta el año 2047, habiendo comenzado en 1958, cuando fue gratuitamente entregada a Amoco –y hoy día también está en la Panamerican . Entonces, por un plazo de ochenta y nueve años Argentina tiene su mayor yacimiento, Cerro Dragón, manejado absolutamente por empresas extranjeras. Y los argentinos vemos que se nos va la renta y el mismo petróleo porque desde 2002 están exportando. Se prorroga la concesión con el mérito, entre comillas, de que van a hacer inversiones para ayudar a la crisis petrolera y energética de la Argentina. Sin embargo, otro punto del acuerdo señala que tienen libertad total de exportación. ¿Pero cómo? ¿No iban a resolver el mercado interno? ¿Cómo hacerlo si pueden exportar el ciento por ciento? Esto ocurre cuando se juega con estos intereses porque la Argentina digamos que tiene sesenta veces –aunque es más el producto bruto de Santa Cruz más Chubut. O sea que Estados Unidos está negociando con provincias que son tres mil seiscientas veces menores. Esta es la provincialización que algunos argentinos han logrado.
Acerca del tema de las reservas, puede ser que las haya en Malvinas. Nosotros no las vamos a dar a conocer sino que lo harán las empresas anglo norteamericanas.
Hay un viejo concepto judeocristiano que dice que por los frutos los conoceréis, pero la Escuela de Negocios de Harvard desde 1980 practica la economía de los resultados. Viendo los resultados en un mapa que contiene investigaciones, etcétera, nos damos cuenta que cuando se hacen las perforaciones es porque son alentadas; nadie las hace si no tiene posibilidades. En consecuencia, podría haber mucho petróleo.
Hace mucho tiempo atrás, a las Malvinas se las llamó el Kuwait de Sudamérica. El hecho de tener reservas petroleras no conocidas por otros sectores o por otros países tampoco es desconocido por los sudamericanos.
Ecuador tuvo aproximadamente treinta años a los grupos norteamericanos que habían descubierto el petróleo y no lo declaraban esperando el momento más oportuno o la posibilidad de mejores situaciones empresarias.
Brasil también estuvo aproximadamente treinta años e incluso hay libros que indican los lugares en los que hay petróleo; es decir, tuvo reservas descubiertas no declaradas al mundo.
A Ecuador se le decía la famosa frase “el punto
del petróleo del oriente”. Brasil acaba de descubrir en diciembre, enero y febrero tres yacimientos: el Tupí y el Carioca de petróleo y el Júpiter de gas, que individualmente representan el doble de las reservas totales de la Argentina.
Ahí tenemos el modelo de una empresa estatal fuerte, con tecnología, frente a lo que tenemos nosotros: empresas internacionales que no invierten o que si lo hacen es para intereses internacionales.
La soberanía no se puede dividir pero tampoco se la puede tener desintegrada. Debemos buscar una soberanía sudamericana, latinoamericana. Desde Venezuela hay proyectos muy importantes como el UNASUR y otro que fue desechado y resurgió como es el caso del Gran Gasoducto del Sur. Desde Venezuela se plantea la unidad de las fuerzas armadas sudamericanas, sin patronazgo inglés ni norteamericano.
Hay todo un proceso de recuperación porque vimos que de este bien comercial hemos perdido propiedad, renta y gestión empresaria. Hay que recuperarlo, pero si no tenemos uniones en América latina no vamos a poder hacerlo.
Dejo otros temas para el tintero. Muchas gracias. (Aplausos.)

Sr. Fraga.- Para mí es un gran honor y un gusto estar participando en este encuentro invitados por el señor diputado Carlos Raimundi.
Chachi convocó en un momento a su país, Gran Bretaña, a sangre sudor y lagrimas. Creo que lo que los argentinos han dado por Malvinas ha sido sangre, sudor y lágrimas. La sangre de los combatientes, su sudor y las lágrimas de los familiares de quienes murieron.
Creo que la sangre, el sudor y las lágrimas tienen que ser la savia que construya el patriotismo, el espíritu de un país y su patrimonio. A partir de esto aquí se ha hablado mucho y voy a tratar de hacer un enfoque complementario sobre este tema.
Debo resaltar tres fechas importantes, la primera es el 1º de agosto de 2007 que puede parecer que no está muy relacionada con Malvinas, pero tiene mucho que ver.
El 1º de agosto de 2007 una misión rusa planta su bandera en el lecho del Océano Ártico. Rusia reivindicó como territorio natural la mitad del lecho del Océano Ártico. Se trata de una extensión geográfica mayor a Alemania, Francia, Italia y España juntas.
Automáticamente Canadá retoma un planteo propio reivindicando un tercio del lecho del Océano Ártico. Dinamarca, a partir de la posición de Groenlandia, reivindica otra gran porción y se desata la carrera política por la propiedad territorial nacional del Océano Ártico. ¿Por qué? Porque el cambio climático está derritiendo los hielos, y en el mediano plazo al suceder esto con los precios de la energía, podría ser rentable la explotación de energía en el lecho del Océano Ártico.
Rusia es el segundo país del mundo exportador de petróleo; su interés nacional es ampliar y una cantidad de cuestiones más por las que enseguida el ministro canadiense se fue a la zona.
.15 En un gesto político Canadá reivindica y anuncia que va a construir ocho patrulleros con capacidad de rompehielos. El 1° de agosto marcó este hecho político porque se desató la lucha, la pugna, la competencia por la posesión territorial del Ártico. El efecto producido en el medio ambiente a raíz de esta destrucción es el derretimiento de los hielos y la suba de los precios de la energía. Hoy contamos con tecnología que antes no teníamos; en consecuencia, lo que antes no tenía valor económico ahora pasó a tenerlo.
La primera fecha a tener en cuenta es el 16 de octubre del año pasado. El gobierno británico confirmó a través de la prensa que Gran Bretaña reclamaba como territorio nacional propio un triángulo sobre el territorio antártico que se montaba entre un extremo de Malvinas y las islas que están al sur. Entonces, el gobierno británico confirmó mediante información de la prensa la reivindicación de Gran Bretaña.
Naciones Unidas estableció como plazo el año 2009 para que todos los países propongan la limitación de su plataforma submarina. Y ocurre que el triángulo británico se superpone con la totalidad de nuestro triángulo y parte del triángulo chileno.
En febrero se abrieron al público los archivos británicos y se pudo conocer la documentación que data de hace cincuenta años, entre ella, el debate acerca de concluir con la presencia antártica porque era un gasto sin valor estratégico o económico. De todos modos, se decidió mantener la presencia en la Antártida a raíz de la riqueza mineral que tenía la región.
Una semana después, el canciller chileno hizo pública una declaración rechazando la pretensión británica sosteniendo que Chile tenía derechos históricos sobre la Antártida. Y una semana más tarde Chile anunció que reabría la base Almirante Prat. Aclaro que los chilenos tenían tres bases y una la cerraron hace seis años por razones presupuestarias.
El presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados pidió crear la gobernación de la Antártida para fundamentar desde el punto de vista político e institucional los derechos de Chile ese territorio. Y los informes de la prensa británica dicen que la riqueza en minerales y energía de la Antártida es muy superior a la ártica.
Un periodista le hizo un reportaje al secretario del Tratado Antártico en Buenos Aires, que salió publicado en el Buenos Aires Herald, donde señalaba que era poco probable que en la Antártida sucediera lo mismo que en el Ártico por dos razones. La primera era que el tratado antártico de internacionalización tenía más solidez que el tratado ártico. Y la segunda, que el costo económico de la explotación energética en la Antártida era muy superior a la del Ártico. Ese fue el argumento brindado sobre lo que venía sucediendo.
Rusia mandó un rompehielos con cuatrocientos tripulantes que reabrió las dos bases antárticas, mirando hacia el lado del Pacífico, cerradas en el año 92 por razones presupuestarias. Primero Rusia dijo que no aceptaba en la Antártida la reivindicación nacional de los países; política contradictoria a la que impulsa en el Ártico. Pero el año pasado un mini submarino ruso puso la bandera en el lecho del Océano Antártico.
Por su parte, el presidente de Basil, Lula da Silva, viajó a la Antártida. Es la primera vez en la historia que un presidente brasileño viaja a la Antártida lo hizo en medios chilenos, es decir en aviones y buques chilenos- y dijo que su viaje no tenía pretensión territorial para Brasil.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, viajó el mes pasado a la Antártida. El presidente Chávez ha ordenado una campaña antártica venezolana en colaboración con la pequeñísima base uruguaya. Gran Bretaña, a su vez, pide una ampliación de la plataforma submarina en la costa de Escocia.
En consecuencia –a mi manera de ver- nos encontramos con un cambio muy significativo de la perspectiva de la importancia estratégica de Las Malvinas.
Hoy, Malvinas, es la base que le permite a Gran Bretaña plantear una proyección antártica de reivindicación de soberanía sobre los suelos Antárticos y el triángulo argentino.
Como acá se dijo, los británicos posiblemente sean los que tienen más información sobre la existencia de minerales y reservas energéticas en esa parte del mundo. Y está muy claro que todo el planteo británico de hace cincuenta años de “nos vamos” o “nos quedamos” tiene que ver con que se quedaron porque había minerales. Esto lo demuestran los informes que se han reabierto ahora.
¿Cuál es el tema de la Antártida? Por un lado, una serie de científicos nos están avisando de las desgracias que están sucediendo en la Antártida. El hielo se está derritiendo, y a medida que el hielo se derrite, quien está pensando en extraer minerales y energía está aumentando la posibilidad de que esto suceda.
Del 16 de octubre a esta parte, que la prensa británica confirmó el reclamo de posesión británica, se han sucedido una cantidad de hechos que es prácticamente inmediato al planteo que hizo Rusia en la Antártida.
Me parece que hoy la Antártida puede adquirir una importancia estratégica y económica muy grande con esta tendencia que vemos en ambos polos.
Se sabe que la Antártida, a diferencia del Ártico, es un continente que se hundió. Esto, por sí sólo, está diciendo que era rico en minerales. Y si bien es cierto que algunos dicen que el costo económico de extraerlos es muy alto, es un tema estratégico de largo plazo.
Existen muchas señales políticas, como por ejemplo bases que se reabren o rompehielos que se construyen, que demuestran que el resto del mundo ha tomado conciencia de que esto pasó a tener un valor estratégico.
En ese sentido creo que en la República Argentina hay un bajo nivel de debate e información sobre lo que está pasando. Con esto no quiero decir que la Argentina no reclame sus derechos, sino que el nivel de debate e información sea bajo. Y esto nos da una dimensión, no nueva, pero sí más relevante de la presencia británica en Malvinas.
El 22 de febrero de 1904, durante la segunda presidencia de Roca, la Argentina se instala en la Antártida y reclama como propio el territorio Antártico. Es el primer país del mundo que se establece.
Entonces, yo creo que una buena forma de honrar la sangre de nuestros muertos en Malvinas es mirar Malvinas hacia el futuro. Y hacerlo no sólo desde el punto de vista histórico o energético, sino también desde el punto de vista de poner énfasis en la posición británica sobre la Antártida como un factor muy importante que aumenta la relevancia estratégica de las Islas Malvinas.(Aplausos.)


Sr. Presidente (Raimundi).- Antes de pasar al espacio destinado a formular preguntas y dar opiniones, quiero enumerar el valor que tiene la presencia de los soldados de Malvinas.
Necesariamente está marcado un punto de inflexión en el episodio de 1982. La voluntad presente en todas estas intervenciones fue integrar conceptos, pero me parece que si no tenemos en cuenta la relación de nuestra sociedad con la memoria y los soldados, estamos escindiendo de una parte de la reflexión. Creo que la sociedad tiene una deuda con los soldados de Malvinas y con el hecho de reflexionar sobre lo acontecido en esas islas. Y entiendo que ello ocurre en todo sentido porque reflexionar sobre Malvinas nos retrotrae a uno de los momentos más horrendos de nuestra historia.
En primer lugar, reflexionar sobre la vida nos lleva a miramos en el espejo y no solamente a retrotraernos a aquel momento sino a lo que nos pasó, a lo que hicimos y a lo que dejamos de hacer en estos veintiséis años como sociedad. Por eso hay que “remalvinizar” no en el sentido del nacionalismo sino de volver a mirarnos nosotros mismos como sociedad. Y eso implica incluir el destino y la deuda profunda que esta sociedad tiene con los soldados.
En segundo término, en las reuniones celebradas para tratar el tema Malvinas siempre están presentes no sé cómo no lo estuvieron en esta mesa las resoluciones 2065 del año 65 y la del 73 de las Naciones Unidas. Me refiero básicamente a la del 65 que obliga al Reino Unido a sentarse a discutir la soberanía. De ahí en adelante, guerra mediante, la posición argentina de reivindicar esa resolución que obliga al Reino Unido a sentarse a discutir sobre la soberanía, la mayoría de las veces fue apoyada por la unanimidad de los países que integran el Comité de Descolonización. Es decir que no me refiero solamente a lo acordado por la asamblea de Naciones Unidas sino a lo resuelto después cuando este conflicto fue llevado al Comité de Descolonización; además de las declaraciones de solidaridad de parte de la OEA que tuvimos en distintas ocasiones. Con esto quiero decir que desde el año 65 hasta la fecha Argentina ha ganado en las votaciones de las asambleas de las Naciones Unidas por abrumadora mayoría.
Entonces, uno se pregunta si está convencido de que la reivindicación tiene una legitimidad profunda. Además, si hay una parte muy importante de la comunidad internacional que apoya esa legitimidad, ¿por qué no se ha arribado a ella? Y ello ocurre porque una cosa es la legitimidad intrínseca o la justicia intrínseca de un reclamo y otra cosa es cómo un país que tiene legitimidad en un reclamo construye el poder como para llevar adelante esa resolución. Ahí hay una deuda muy importante en términos de estrategia de construcción de poder en la Argentina.
Esto no tiene que ver estrictamente con Malvinas sino con la forma de construir un país grande. Digo esto porque cuando se pierde una votación, mejor dicho, cuando se gana desde nuestro lado una votación por 160 y tantos votos a favor y cinco o seis en contra, lo primero que uno tiene que ver es quiénes son esos cinco o seis que se pusieron en contra. Y obviamente son el Reino Unido, los países más importantes de la Comunidad Europea, Estados Unidos, Israel y algún otro país.
Ellos son los que han llevado, por ejemplo, a la comunidad europea que es la región del mundo más integrada y con mayor cohesión social a poner en su proyecto de constitución, que es el nuevo estadio político de integración europea, la defensa de la soberanía británica sobre las Islas Malvinas. Hay un proceso de construcción de poder que es lo que va llevar la legitimidad de la declaración al acto.
Poder es soberanía. Cuando uno enseña los elementos del Estado moderno post westfaliano habla de población, territorio, soberanía y poder.
Lo último que quiero decir es que está absolutamente claro que es un conflicto entre dos países, Argentina y Gran Bretaña, y que los isleños no son una tercera parte. Pero una cosa es que los isleños no sean una
tercera parte y otra muy distinta es no tener política sobre ellos.
Con esto reivindico todo el contenido que planteó Carrizo de todas las posibilidades que tendría la Argentina de establecer políticas de contención sobre los isleños, que van desde poner obras de teatro donde no las hay, hasta la perspectiva de zonas económicas especiales que le den beneficios impositivos a algunos negocios; hay infinidad de cosas para pensar.
No tengo memoria de un recital de rock argentino en Malvinas o de la presencia un jugador de fútbol jugando un partido contra los isleños. Hay un amplísimo espectro que no tiene nada que ver con la cuestión jurídica de establecer una tercera parte en el conflicto, porque las partes son Estado y Estado.
Voy a plantear una cosa muy provocativa: también en esta construcción de poder, la presencia de argentinos en las islas es muy importante. Creo –y tal vez me equivoque- que uno de los factores más fuertes que impiden la presencia de funcionarios, de gobernantes, de legisladores y de instituciones argentinas en Malvinas es la cuestión del pasaporte.
A mí no me firman el pasaporte para ir a Córdoba. Si voy a ir a una provincia argentina que es como yo considero a Malvinas porque lo dice la Constitución y porque lo pienso , no tengo por qué mostrar un pasaporte.
Creo que en algún momento habrá que pensar con creatividad si esto, comparado con todos los desafíos estratégicos que se plantearon en esta mesa, es un motivo lo suficientemente relevante como para impedir la presencia de sectores institucionales de la Argentina que refuercen esta estrategia de recuperación de la soberanía.

Sr. Rossi.- Trataré de ser breve, pero lamentablemente no voy a poder ser brevísimo porque quiero hacer algunas aclaraciones sobre diferentes aspectos que se tocaron aquí.
En primer lugar, quiero aclarar el tema del petróleo. Comparto en líneas generales las apreciaciones respecto de que puede haber reservas importantes de petróleo y de gas, pero en este momento no existe en absoluto el menor conocimiento ni dato técnico objetivo que así lo indique. Ello de ninguna manera implica desdeñar el valor geoestratégico y económico de Malvinas.
Coincido total y absolutamente con lo mencionado por el señor Carrizo: la base militar en Malvinas está para preservar la soberanía o el control británico por más que no nos guste o no lo reconozcamos y para explotar y beneficiarse de los recursos que tenga la zona. De eso no hay absolutamente ninguna duda.
inaldi M.
Rel Ext
T.19 Quiero transmitir a los presentes que acá no estamos hablando de que se está explotando el petróleo. Para decirlo en términos gráficos, hasta ahora ningún encendedor en ninguna parte del mundo puede ser encendido con bencina extraída del petróleo de las islas Malvinas. Nunca jamás se extrajo absolutamente ni una sola gota de petróleo. Las únicas perforaciones se hicieron entre abril y diciembre de 1998; exactamente se trató de seis perforaciones en cinco bloques diferentes que no arrojaron ningún resultado positivo, al menos en términos de la existencia de yacimientos comercialmente explotables. Por supuesto que hay petróleo como en muchas regiones del mundo. Desde ese momento no hubo más perforaciones; y es más, la política británica en la materia ha cambiado completamente.
Recordemos que en octubre de 1995 se hizo un llamado a licitación internacional. Digamos que de manera tradicional hubo concurso de oposición entre empresas que representaron propuestas, etcétera. Y esto dio origen a las seis perforaciones de las que hablé antes. Al fracasar esta licitación, entre agosto y septiembre de 2000, el legítimo gobierno de las islas adoptó la llamada política de puertas abiertas, que es una manera elegante e hipócrita de decir que le entregan grandes bloques de plataforma continental al primero que pase por allí y esté interesado en anotarse. Esto ocurre porque las grandes empresas, frente al fiasco de 1995 y 1998, no participan de las actividades petroleras en las islas Malvinas.
Anteriormente bien señaló el señor Carrizo que como todos sabemos la gran riqueza tan famosa y mítica y habiendo aquí un economista no voy a dar clases sobre eso y el ingreso per cápita son figuras convencionales. La medida es fácil de obtener; simplemente se divide el valor estimado de la producción anual por la cantidad de habitantes y eso más o menos refleja la riqueza convencional de un país. No vamos a hablar acá de lo que significa la distribución de la riqueza y otras cosas. Pero si eso es verdad en cualquier país del mundo, en el caso de Malvinas alcanza niveles directamente ridículos porque los ingresos señalados por otros medios de comunicación, que lamentablemente tienden a reflejar bastante seguido las posiciones británicas, hablan de 40 mil o 50 mil dólares de ingreso per cápita. Y uno cree que verdaderamente la gente dispone de esas sumas aunque ello no es así.
Me permito hacer una digresión. Creo que la sociedad isleña junto con la norcoreana deben ser las más soviéticas que pueden existir sobre la Tierra porque absolutamente nada ni nadie puede escapar al poder omnímodo del Estado. Es una sociedad sumamente cerrada que me hace acordar a la película La Aldea, que estuvo de moda recientemente, porque toda la vida individual, social, marital y familiar está absoluta y totalmente controlada. Hay una especie de Truman Show gigantesco.
Todo el mundo vive de la economía estatal. Como bien dijo el señor Carrizo, la principal fuente de riqueza es la venta de licencias pesqueras, aunque se quedó un poco en los hechos históricos, porque en el año 2005 el legítimo gobierno de las islas aprobó un nuevo régimen de cuantificación de los recursos pesqueros que permite atribuir determinadas cuotas de pesca a empresas privadas por períodos que llegan hasta los veinticinco años.
Esto fue lo que originó, por supuesto, la interrupción de la cooperación bilateral en el tema de la conservación. Por lo tanto, la principal actividad proviene de la venta de esas licencias o de las cuotas de pesca. Pero es una actividad en la que los isleños son meramente receptores, ellos no son en absoluto un conjunto de habitantes dedicados a la pesca.
La pesca la realizan principalmente empresas de bandera española y –aunque cueste reconocerlo y sea duro decirlo- el centro de la actividad pesquera está en Galicia.
Lamentablemente, el primer jugador en este tema frente a la Argentina es el Reino Unido, por el simple hecho de que tiene una de los ocho bases de acción más poderosas del mundo en las islas y es tradicional ocupante ilegítimo del territorio argentino; el segundo, es España porque es la que compra las licencias o cuotas de pesca y termina dándole sustento económico a la persistente ocupación británica.
Asimismo, quiero aclarar el tema de la situación geopolítica y la situación jurídica actual respecto de la Antártida.
Yo no soy abogado, soy licenciado en ciencias políticas, y por lo tanto seré el último en tener confianza ciega en el derecho internacional público. Sé que las realidades al final cambian, si existe la suficiente voluntad política y si se invierte el suficiente poder para hacerlo; pero tampoco podemos negar la validez y la existencia del derecho internacional público.
En primer lugar, porque es lo que a nosotros nos conviene y en segundo término, porque es un ámbito al que tenemos que darle importancia ya que permite a los países medianos, como la Argentina, hacer sus aportes y hacer escuchar su voz.
Por lo tanto, no se necesitaba en absoluto que el Reino Unido hiciera ninguna declaración entre agosto y octubre del año pasado respecto de su intención de presentar una propuesta de delimitación exterior de la plataforma continental tanto en sus tres archipiélagos como en la Antártida.
Las Islas Malvinas fueron usurpadas por el Reino Unido en el año 1908, por una famosa patente que además de incluir a los tres archipiélagos incluyó al llamado territorio Antártico Británico. Quiero aclarar que la Argentina no reconoce y niega toda legitimidad a cualquier acto jurídico o pretendidamente jurídico realizado por los británicos desde el 3 de enero de 1833. Todos los actos jurídicos son absolutamente rechazados, negados y no reconocidos por la Argentina.
Cuando se habla del gobernador, del gobierno de las islas o de la Constitución creo que, en el mejor de los casos, se lo hace por economía de palabras y en el peor implica que de alguna manera se ha aceptado, aunque sea espiritualmente, la soberanía británica.
La posición oficial argentina es de rechazo permanente de todos los actos jurídicos británicos desde el 3 de enero de 1833. Las Islas Malvinas y sus dependencias, que incluían los tres archipiélagos y el llamado sector antártico británico, existen desde 1908.
Además, la patente de 1908 incluía la mitad sur de la Patagonia tanto argentina como chilena, porque trazaban una línea más o menos al norte de Malvinas que seguía hacia el Océano Pacífico; es decir que ocupaba Tierra del Fuego, Santa Cruz y la mitad de la provincia de Chubut.
Debido a la protesta del gobierno del presidente Yrigoyen en 1917, el Reino Unido tiene a bien modificar esa patente. Se modifica el mapa y hace un martillo. Por lo tanto, a partir de allí tuvimos la suerte de gozar del reconocimiento británico sobre la Patagonia tanto argentina para los argentinos como chilena para Chile. Por supuesto, permanecieron las Islas Malvinas y sus dependencias.
inaldi M.
Rel.Ext.
T.21Esa no es absolutamente ninguna novedad. No se necesitaba que el Reino Unido dijera que iba a pretender una plataforma. La Convención del Mar, que regula la situación de la plataforma continental, fue concluida en 1982 y rige desde 1994. Entonces, ¿dónde está la novedad? En ningún lado. Y la Convención del Mar dice que la soberanía sobre la plataforma continental es inherente al control del territorio. O sea que si usted tiene el territorio tiene la plataforma continental. ¡Chocolate por la noticia!
Además quiero aclarar que la Convención del Mar crea una comisión de Naciones Unidas para la delimitación de la plataforma continental. Y por supuesto esa comisión tiene reglas de procedimiento. Exactamente el anexo 1 a las reglas de procedimiento –del que Argentina escribió el artículo establece claramente que esa comisión no tiene atribuciones para entender y tratar y si lo queremos llevar a términos dramáticos, ni siquiera puede abrir la carpeta propuestas de delimitación exterior a la plataforma continental relacionadas con zonas en disputa, ya sea de soberanía o limítrofes. Por lo tanto, tanto la presentación británica como la Argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los respectivos sectores antárticos no reconocemos el británico no van a ser objeto de análisis por la comisión y no va a existir ninguna delimitación exterior ni argentina ni británica. Esto es para calmar los ánimos y tranquilizar, porque si no parecería que ellos son los únicos inteligentes y todos nosotros somos una manga de imbéciles que no sabemos lo que tenemos que hacer.
También quiero aclarar el tema del pasaporte. Eso fue explicado hasta el hartazgo desde la declaración conjunta bajo fórmula de soberanía el 14 de julio de 1999. Mas allá de que nos guste o no la utilización del pasaporte, objetivamente todo lo que se acordó en la declaración conjunta del 99, como en todas las demás declaraciones conjuntas que tuvieron que ver con la zona ilegítimamente ocupada por el Reino Unido, se realiza bajo la fórmula de soberanía, lo que le quita valor jurídico a lo que pueda significar en una situación normal un perjuicio para las partes, ya sea para el Reino Unido o para Argentina. La fórmula de soberanía se aplica a los dos países y solamente preserva las posiciones en la disputa de soberanía y permite hacer actividades prácticas mas allá de que a uno le guste o no llegar a un entendimiento sobre temas prácticos y usar o no el pasaporte porque esa es otra cuestión. Pero objetivamente el uso del pasaporte no afecta en absoluto los títulos ni la posición de Argentina y la disputa de soberanía.
Si bien todos tenemos la imagen de que el pasaporte es un documento que se usa para ir de un país al otro, en la doctrina del derecho internacional público no es necesariamente así. Creo que ya no hay países que exijan pasaporte para moverse dentro del propio territorio aunque ello ocurría hace poco tiempo y el caso típico fue la Unión Soviética. Una persona para trasladarse de una república soviética a la otra necesitaba el pasaporte.
El pasaporte es un documento que no indica identidad. Eso lo hace el documento nacional de identidad o cualquier otro documento que tenga un nombre parecido en los distintos países. El pasaporte solamente es un documento de viaje. Por medio del pasaporte Argentina le encarga a otro país, con el que tiene relaciones diplomáticas y por supuesto reconocimiento mutuo, que cuide a sus ciudadanos.
Este es el sentido del pasaporte, el pasaporte no identifica a nadie. A pesar de que los argentinos no lo saben, el reglamento consular argentino exige a todos los ciudadanos de la Nación que deben viajar munidos de dos documentos: el DNI y el pasaporte. Esto es así porque el pasaporte no acredita identidad.
Si yo soy cónsul en el exterior y viene un ciudadano argentino voy a exigirle que me muestre el DNI, porque es el único documento que acredita identidad, no así el pasaporte.
También quisiera aclarar algunas cosas con respecto a los isleños, aunque debo reconocer que el señor diputado Raimundi lo hizo muy bien. De todas formas, quisiera mencionar el tema de realizar actividades dirigidas a los isleños.
En once años de experiencia en la Dirección General de Malvinas, yo no tengo nada en contra de que se realicen ese tipo de actividades, pero sí los isleños. Lamentablemente tenemos que reconocer una situación objetiva: los isleños no quieren saber nada con nosotros.
Los argentinos jamás pudieron residir ni habitar en las islas desde el inicio de la ocupación británica; por esa razón no hay nada más que veintinueve argentinos allí. Los argentinos no pueden residir en las islas, no pueden trabajar, ni realizar actividades económicas con o sin relación de dependencia y no pueden comprar tierras desde hace 175 años.
Es bastante difícil para un argentino estar permanentemente de turista y menos aun en las Islas Malvinas.
Los isleños no quieren saber nada, ni de ningún equipo de fútbol, ni de ninguna obra de teatro. Sí hubieron dos conjuntos de rock que fueron a tocar, uno ya no existe y estaba integrado por un grupo de chicas que se llamaban “Be ladies” que eran la versión femenina de Los Beatles. El otro grupo fue “Los Calzones”, que dieron origen a una interesante acción de la Dirección General de Malvinas porque viajaron a las islas a principios de 2002 y actuaron pero no pudieron cobrar.
Las chicas cobraron sin ningún problema pero los muchachos tuvieron que trabajar gratis porque el ilegítimo gobierno de las islas se negó a pagarles ya que los argentinos no pueden realizar actividades económicas. No sé cómo pasó lo de las chicas, pero estos muchachos no pudieron cobrar.
Además, hicieron gastos que pagaron con tarjeta de crédito y cuando volvieron los bancos administradores de sus tarjetas les quisieron cobrar a valor dólar. Imagínense que estamos hablando de principios del año 2002 cuando el cambio era tres a uno o cuatro a uno. Por esa razón, intervino la Dirección General de Malvinas.
Quiero pasarles un mensaje poco positivo: los argentinos somos muy proclives a hablar sobre el 2 de abril o el 10 de junio si alguien se acuerda de la fecha de la creación de la gobernación de Malvinas , también a construir monumentos, poner placas y flores, entregar medallas y todas estas cosas, pero cuando hay que hacer una actividad concreta que significa algo, en ese punto comienzan los problemas.
Nos llevaron varios meses las gestiones ante el Banco Central hasta que finalmente nueve meses después logramos que sacara una circular, en septiembre de 2002, por la que instruía a todos los bancos que los gastos realizados en las Islas Malvinas se consideraban realizados en territorio argentino como corresponde y como dice nuestra Constitución Nacional.
El solo hecho de que la Cancillería haya realizado una gestión ante el Banco Central que duró nueve meses, para consagrar lo obvio, da idea de la falta de disponibilidad de la burocracia argentina para hacer cosas concretas.
Puedo dar mil ejemplos más, pero por prudencia no voy a hacerlo. Pero me hicieron acordar de éste por el tema el conjunto. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Raimundi).- Ya tenemos que ir dejando la sala.

Sr. Estepa.- Señor presidente: solamente quiero hacer una reivindicación para traer a la memoria un hecho histórico. Me refiero al caso del compañero Dardo Cabo que fue a plantar la bandera argentina en las Islas Malvinas y fue asesinado por los mismos hombres que mandaron a morir a nuestros compañeros del conflicto de Malvinas.

Sr. Almada.- Señor presidente: yo quiero agradecer la invitación y además plantear ante la gente que está presente un tema que no pusimos sobre la mesa: la sociedad argentina. Creo que debemos reflexionar mucho sobre la nueva sociedad argentina. ¿Está la sociedad argentina preparada para este reclamo? Ese es el punto que debemos plantearnos. Me refiero a si la sociedad argentina está compenetrada del reclamo de Malvinas.
Tal como decía el canciller, somos propensos a poner placas y todo tipo de monumentos, pero yo no me olvido de que cuando nuestros hermanos argentinos estaban debatiendo, peleando y perdiendo la vida en Malvinas, aquí se llenaban las canchas de fútbol. Por ello debemos tomar conciencia y trabajar mucho. Especialmente creo que se debe trabajar mucho desde la banca de los legisladores para que el pueblo argentino realmente sea consciente de este reclamo.

Sr. Presidente (Raimundi).- Agradeciendo la presencia de nuestros invitados, y sin más asuntos que tratar, damos por finalizada la reunión.
- Es la hora 19 y 32.