Señor presidente: muy brevemente quiero ratificar nuestro apoyo al proyecto en consideración porque indudablemente se trata de un avance importante en un momento muy especial.
    No vamos a forzar ni sobreactuar en este discurso nuestra postura opositora. Vamos a apoyar claramente este proyecto, pero al mismo tiempo queremos aclarar desde qué posición brindamos nuestro apoyo.
    Se trata de un claro avance, pero no es un triunfo porque quedan –como aquí se dijo  muchas tareas pendientes. Las bases de algunas de esas tareas pendientes están planteadas en el proyecto. Indudablemente el afianzamiento de la seguridad vial poniendo un muy fuerte acento en el sistema de educación formal es algo sobre lo cual este proyecto sienta las bases, pero implica un proceso más largo y sobre el que hay que poner mucho énfasis para que dé resultados efectivos.
    También hay una importante tarea a desarrollar en cuanto al control y que es necesario intensificar en el futuro. Hay que ser absolutamente rigurosos en el control estatal del patentamiento de vehículos destinados tanto al transporte particular como al de cargas para que reúnan estrictamente los requisitos pedidos por las normas de seguridad vial.
    En este sentido pido que se reflexione especialmente acerca del patentamiento de los colectivos de doble piso, que no existen en la inmensa mayoría de los países desarrollados ni en los vecinos de la región. Si bien este es un tema que se ha evaluado, considero que requiere un tratamiento más intenso y estricto. Para ello debemos despojarnos absolutamente de cualquier connotación de alianza con un determinado sector económico al que le conviene la compra, patentamiento y circulación de, en este caso, los colectivos de doble piso.
    Es cierto que este proyecto avanza en la centralidad del control estatal.    Pero ese control no solamente le da autoridad al Estado sino que también le asigna una mayor responsabilidad tanto en el nivel nacional como en el provincial y en el municipal. El siniestro causado por un coche que circula en malas condiciones no solamente debe responsabilizar a quien lo conduce o a la compañía aseguradora sino también al Estado. Porque a partir de este momento asume la responsabilidad en el control que le exige mucho más para impedir la circulación de coches que atenten contra la seguridad.
    El siniestro es el desenlace de un proceso, su último tramo, y aquí no sólo queda pendiente controlar y sancionar una vez que el siniestro se produjo sino prevenirlo.
    En este aspecto queremos marcar un punto de diferenciación política muy fuerte. Este proceso previo a los siniestros repercute  -ustedes saben que es así aunque pretendan negarlo en el discurso-  en un sistema de alianzas políticas y en un modelo político. Porque una cosa es tener un país con transporte ferroviario  -esto lo debatimos en la última sesión-  y otra distinta una Nación en la que el 80 por ciento del transporte de las cargas y de las personas se hace por automotor. Esto significa un sistema de alianza con la corporación vinculada con el transporte automotor, sin la cual no hubiera sido posible llenar un estadio de fútbol para hacer un acto político como el que se realizó la semana pasada.
    Por otra parte, el crecimiento que todos reconocemos se explica mayoritariamente por los sectores de la construcción y de la industria automotriz, que son los que aportan la mayor parte del empleo formal registrado en el crecimiento de los últimos años.
    Lo que sucede es que cuando en materia de industria automotriz existe un crecimiento desbalanceado, que no se compensa con la creación de la infraestructura debida, se profundizan las causas que motivan desenlaces como los que tenemos actualmente.
    Este proyecto se refiere a la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, pero lo vial es una parte de un concepto mucho más amplio y profundo: la seguridad, que implica construir una sociedad segura no sólo en lo vial sino también en lo jurídico,  lo personal, lo ambiental y lo laboral, que son todos los aspectos pendientes para que este proyecto, que constituye un avance, termine siendo realmente el triunfo que todos deseamos para nuestra sociedad. (Aplausos.)
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