Expte: 675-D-08


                                                  Proyecto de Ley

Articulo 1. Declarase el Día de la Bandera Nacional el día 27 de febrero.

Artículo 2.  Modificase el artículo 1 de la Ley 12.361 el que quedará redactado de la siguiente forma:
“Declarase Día de Homenaje al General Manuel Belgrano el día 20 de junio, que será feriado en todo el territorio de la República”.

Artículo 3. De forma


FUNDAMENTOS

Las efemérides patrias tienen una historia. Cada conmemoración histórica responde a una lectura, una mirada y un proyecto político. Nuestras efemérides fueron producto de un proyecto de construcción de la Nación comenzado a mediados del siglo XIX, cuyo eje era la construcción de un espacio de integración cultural y la consolidación de una identidad. Los relatos históricos de Mitre fueron mitificando ciertas fechas y personajes históricos, así como denostando a otros, en dicho proceso de construcción. Debates posteriores hicieron que, desde 1890 y durante gran parte del siglo XX, el proyecto de construcción de “argentinidad” tomara ribetes, que, según cuál fuera su vertiente política, sería defendido por unos y cuestionado por otros argentinos.
No es nuestro objetivo ingresar en este tipo de debates tan caro a los historiadores, sociólogos y antropólogos. Simplemente trataremos de echar luz sobre una efemérides patria que, al menos, resulta llamativamente incuestionable. Nos referimos al Día de la Bandera.
Es de sentido común conmemorar el día de cumpleaños de una persona el mismo día en que nació. Simplificando, podríamos decir que el Día de la Bandera Nacional debería ser recordado el Día en que fue creada. Al menos eso parecería tener una adecuada lógica, de acuerdo a lo que en nuestra cultura se refiere a conmemoraciones.
Sin embargo la recordamos el 20 de junio, fecha del fallecimiento de su creador. No es nuestro afán discutir aquí la obsesión necrofílica de nuestras conmemoraciones. Aunque parecería más saludable recordar a las personas importantes de nuestra historia el día que nacieron más que el día en que murieron. Pero este es otro debate.
¿Por qué no recordar el Día de la Bandera el día en que fue creada? Nuestra propuesta es simple y concreta. Todos los manuales escolares, fuente inobjetable para la construcción de relatos históricos, héroes y fechas patrias, recuerdan que la Bandera fue creada en Rosario el 27 de febrero de 1812.
¿Estamos acaso promoviendo otro feriado justo en verano? No, simplemente estamos proponiendo recordar el Día de la bandera en la fecha en que fue creada, subsanando un error seguramente involuntario. Con esto no queremos eliminar el 20 de junio, que debe seguir siendo el día en que recordamos a Belgrano, que es mucho más que la cara de un billete de banco o el creador de la enseña patria, sino simplemente hacer justicia con la historia.
Así como el Día del Himno Nacional se conmemora el Día que fue ejecutado por primera vez, o el Día de la Escarapela se festeja de igual manera, para solo recurrir a los símbolos patrios, ¿Por que el símbolo patrio de mayor alcance por estas épocas (ya que el celeste y blanco representa no solo ya a la bandera) no puede ser celebrado el día en que fue creado?
Sin embargo, el debate por la fecha también podría traer análisis históricos diversos. Algunos anacrónicos centralistas podrán proponer que se festeje el 23 de agosto, fecha en que se izó por primera vez en Buenos Aires. Los más legalistas propondrán el 20 de julio, fecha en que el Congreso de 1816 la adoptó como símbolo patrio. Otros propondrán el 25 de febrero, cuando en 1818 adopto la forma definitiva con el sol en el centro.
Debates históricos al margen, la realidad es que desde 1938, de acuerdo a lo previsto por la ley 12.361, el 20 de junio es el Día de la Bandera.
Nuestro propósito es recordar que fue creada y jurada el 27 de febrero de 1812. Reza la historia que Belgrano le dijo a su ejército:
“Soldados de la Patria: en este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro excelentísimo gobierno: en aquel, la batería de la Independencia, nuestras armas aumentarán las suyas. Juremos vencer a los enemigos Interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la independencia y de la libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo ¡Viva la Patria!”.
Esta escena, relatada por Mitre, y que sucede al borde del Río Paraná, da inicio a la vida a nuevas significaciones del celeste y del blanco en estos confines del planeta.
Unas semanas antes, el 24 de enero de 1812, el Triunvirato había ordenado a Belgrano que partiera hacia Rosario con un cuerpo de ejército para controlar las agresiones españolas e instalar una batería (fortificación militar) en las barrancas del Paraná, a la que llamó "Libertad". Para que sus soldados no siguieran usando los distintivos españoles, solicitó al gobierno, una Escarapela para identificación de la tropa, que las unifique en combate, ya que hasta el momento peleaban con la misma bandera que el enemigo. Así el Triunvirato por decreto crea según diseño de Belgrano, el 18 de febrero de 1812, como Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, la de dos colores: Blanco y Celeste, dejando abolida la anterior de color rojo. En base a estos colores Belgrano manda por nota del 27 de Febrero de 1812, confeccionar la Bandera.
"Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional; espero que sea de la aprobación de V.E", escribió Belgrano en una nota a Buenos Aires para explicar la iniciativa que tomó el 27 de febrero de 1812.
En Buenos Aires hubo reprobación oficial a la acción de Belgrano y le impusieron que hiciera "pasar por un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste, enarbolada, ocultándola disimuladamente y subrogándola por la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta Fortaleza".
La orden de "esconder" la Bandera llega varios meses después de que fuera emitida. Por eso la siguió usando y fue bendecida el 25 de mayo de 1812 en la catedral de la ciudad de Jujuy, luego de haber oficiado un solemne Te Deum, el canónigo Juan Ignacio Gorriti. El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno de esta ceremonia: "...el pueblo se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás naciones..." El Triunvirato interpretó estos hechos como una desobediencia de Belgrano. El 27 de julio recibió la intimación del Triunvirato y el General contestó el 18 de julio admitiendo que en dos oportunidades había izado la Bandera para "exigir a V.E. la declaración respectiva en mi deseo de que estas provincias se encuentren como una de las naciones libres del globo" Concluye la carta indignado, diciendo: "La desharé (a la bandera) para que no haya ni memoria de ella. Si acaso me preguntan responderé que se reserva para el día de una gran victoria y cómo está muy lejos, todos la habrán olvidado". La historia registra la marcha al Norte, el juramento en el río Pasaje, las nuevas reconvenciones del gobierno y la patética imagen de un hombre, aferrado a su símbolo cuyo rastro desaparece de Ayohuma.
Quizás sea esta desaprobación desde el precario gobierno central el origen de que se recuerde el Día e la Bandera en un día que dice poco sobre ella.
Es además significativo el gesto simbólico de Belgrano. Hacerla jurar en la inauguración de dos baterías cuyos nombres traducen su ideario emancipador: “Libertad” e “Independencia”.
Este pequeño acto de Belgrano, en medio de desoladas tierras, realistas sin rey, precarios gobiernos locales y en plena guerra anticolonial, no fue simplemente un hecho que buscara diferenciar las tropas independentistas en el campo de batalla, sino un gesto de construcción de identidad criolla, pese a que las banderas, por aquellos tiempos, identificaban a los regimientos y no a las naciones.
Sin embargo, los hechos históricos posteriores, desde su aprobación por el Congreso de Tucumán, días después de declarar la Independencia y la significación que fue tomando como símbolo de la independencia y la libertad a lo largo de la historia,  la transformaron en el mayor símbolo de identificación de la patria.
Es por ello que, hemos decidido separar la conmemoración de este símbolo del de su creador y proponemos a esta Honorable Cámara declare el 27 de febrero el Día de la Bandera Patria.
1970