"Con Perú, esto recién empieza. Lo mejor está por venir"
Vie, 11/06/2010 - 07:47

Entrevista a Rafael Correa. Presidente  de la República del Ecuador. Antes de retornar a su país, el mandatario habló de su postura ante La Haya, la OEA, la coyuntura continental, la prensa de su país y, además, de su futuro. Nota relacionada

Augusto Álvarez Rodrich.

Felicitaciones por la reacción tan positiva a su declaración sobre el diferendo limítrofe Perú-Chile. ¿La esperaba?

Agradezco mucho a la prensa peruana, pero no es la reacción al presidente Correa sino a la unidad de nuestros pueblos que viven su mejor momento en la relación bilateral. Y esto recién empieza, lo mejor está por venir.



¿Cuál es su posición en el tema del diferendo limítrofe?

Nos congratulamos de que ese diferendo se trate de resolver utilizando el marco jurídico internacional, pero nuestra posición siempre ha sido la misma: Ecuador y Perú no tienen problema limítrofe. La Haya nos ha notificado para participar en el proceso arbitral, eso es decisión del Ecuador, no es mandatorio, pero obviamente necesitamos un documento que plasme la visión de que no existe diferendo limítrofe del Perú con el Ecuador. Ud. sabe, por ejemplo, el próximo año hay elecciones en Perú, y podría venir un gobierno con una visión diferente. Entonces, debemos tener algo un poco más sólido.

En Perú siempre se ha creído que hay un pacto de largo plazo Ecuador-Chile. ¿Gestos como el actual apuntan a cortar esa idea?

Sí, creo que esos son vestigios del pasado al cual nunca más tendríamos que volver: las diferencias que hubo entre Perú y Ecuador, y las que Perú también ha tenido con Chile; entonces había un acercamiento natural entre Chile y Ecuador. Pero en estos momentos Ecuador tiene las mejores relaciones con sus vecinos, excepto por el problema muy lamentable con Colombia. A nivel regional, sobre todo el sudamericano, esa integración debe ser mucho más profunda.

A usted, como a cualquier muchacho ecuatoriano, lo educaron para desconfiar del Perú. ¿Cuándo cambió?

Es cierto, lamentablemente, estas diferencias, siendo tan cercanos, trataron de ahondarse en los colegios peruanos y ecuatorianos. Pero uno va aprendiendo en la vida. En mi caso, cuando fui a Bélgica, en 1989, había una gran migración de peruanos, y en el extranjero uno se da cuenta de que hay que poner demasiado entusiasmo para encontrar diferencias entre nosotros, que somos prácticamente los mismos, por color de piel, idioma, cultura, y comprendí que las diferencias eran absurdas y artificiales.

¿Qué fue fundamental para transformar una relación tan tensa en armoniosa en una década?

Tenemos que reconocer, guste o no, que los mandatarios de ese momento de Ecuador y Perú tu-vieron la valentía y la decisión política de firmar esos acuerdos de paz que posiblemente dejaron insatisfechos a ciertos sectores de Perú y Ecuador pero evitaron el peor de los mundos, que era continuar con ese conflicto absurdo. A partir de esa firma se supera definitivamente el problema y se da el gran despegue hacia la integración binacional.

¿Cuál es su posición sobre la propuesta del presidente García acerca del desarme en la región?

Totalmente de acuerdo. Unasur está dando pasos muy importantes. Se ha conformado un consejo de defensa, se está homologando la forma de medir los gastos militares para luego, en función de esa información transparentada, empezar un proceso conjunto de reducción de dichos gastos.

Curioso que mencione Unasur y no la OEA, que acaba de tener su asamblea en Lima y emitió un comunicado sobre el tema muy vago, muy general…

¿Y cuándo los comunicados de la OEA no son vagos ni generales?

¿Cree que la OEA sirve para algo todavía?

No, soy muy escéptico. Nosotros apostamos, más bien, con fuerza, a la Unión de Países Latinoamericanos y del Caribe que se formó en Cancún a principios de año.

¿Cuánto gasta anualmente Ecuador en armas y contra quién piensa dirigirlas en teoría?

Esas armas no son contra nadie. Ecuador vivió un proceso de destrucción muy acelerado de nuestro gobierno. Nos ha tocado hacer en tres años lo que no se hizo en 10 ó 15 años. Cuando llegué al gobierno, no teníamos un helicóptero volando para transportar nuestras tropas. Es gasto militar, pero no va dirigido contra nadie. Entonces, hemos tenido que invertir algo en equipo militar, pero la mayor parte es incremento de sueldo a soldados, que es una política general: pagarles bien a los servidores públicos con o sin uniforme. Estamos invirtiendo al menos US$300 millones en equipo militar, telecomunicaciones, radares, no necesariamente armas, que para un país como Ecuador es demasiado. Una vez que se recupere la capacidad operativa podremos ir reduciendo esos gastos. Pero respondiendo a la primera parte de su pregunta, el gasto está algo superior al 2% del PBI, que para un país como Ecuador es demasiado.

¿Mejorará la relación con Colombia si Santos es presidente?

Las relaciones con Colombia han mejorado muchísimo. Hay esa voluntad entre los dos países de armonizar lo más pronto posible la relación bilateral, siempre en un marco de justicia, unidad y soberanía. Por ejemplo, Colombia  se comprometió en la cumbre de Río, en Santo Domingo, a entre-gar toda la información sobre el bombardeo, y todavía no recibimos la información.

¿Usted iría a la transferencia de mando?

Si me invitan, ¿por qué no?

Su tesis en la universidad –“Tres ensayos acerca del desarrollo contemporáneo latinoamericano”– criticaba la reforma estructural de los ochenta. ¿Le ha servido para su gobierno?

Muchísimo. Por ejemplo, hemos tenido mucha presión, y con todo respeto por el Perú, pues somos muy respetuosos de la decisión soberana, pero Ecuador ha sido renuente a firmar estos tratados de libre comercio, porque creemos que sería perjudicial para los más pequeños. Pero como Perú y Colombia ya firmaron el acuerdo con la Unión Europea, tenemos toda la presión mediática como que nos estamos quedando atrás, que estamos perdiendo el tiempo. ¿Atrás de qué? ¿Acaso es carrera de velocidad de quién lo hace mejor? En Ecuador tomaremos nuestras propias medidas a nuestros propios tiempos, pero eso de que el libre comercio beneficia a todos es un gran mito.

Leí que en el colegio Lasalle Ud. jugaba a ser presidente…

… Bueno, era presidente de la Asociación de Estudiantes, luego fui presidente de la Asociación de Estudiantes de Economía de la universidad, de la Federación de la universidad, de la Federación Nacional. También fui presidente de la Asociación de Estudiantes extranjeros. Siempre he tenido capacidad de liderazgo. Pero en los últimos años me había dedicado a la academia, cuando el Dr. Alfredo Palacio llega al poder y me llama como ministro de Economía, y ahí empieza mi vida política a nivel nacional.

¿Cómo recibe la invitación de Hillary Clinton, hecha en Quito hace un par de días, para una asociación de los países de Sudamérica con EEUU?

Maravilloso. La reunión fue muy fructífera, hay una empatía. En lo personal, yo viví cuatro años en EE.UU. cuando Bill Clinton estaba en el poder, y admiro mucho a la señora Hillary, es muy inteligente y muy simpática. Póngase en el caso de EE.UU. Ellos son 50 estados unidos con una sola voz, nosotros en cambio, en América Latina, no hemos logrado esa unión. Entonces, es razonable. Debemos tener posiciones comunes para poder ir a negociar. El que lo niegue, sería un necio.

Con frecuencia se piensa en el Perú que su gobierno es muy parecido al de Hugo Chávez. ¿Son iguales?

No hay dos gobiernos iguales. Coincidimos en muchas cosas como coincidimos con Alan García. Yo considero a Alan García un muy querido amigo y le tengo un aprecio inmenso que creo que es recíproco, pero no por eso voy a decir que nuestro gobierno es igual al de Alan García. Así como hay cosas que nos unen y nos acercan muchísimo a Alan García, a Hugo Chávez, Lula da Silva, cada país tiene su proceso con cosas que los diferencian.

En América Latina se habla, de manera simplista quizá, de dos modelos: por un lado el de Perú, Colombia, Chile; y por el otro el de Ecuador, Venezuela, Bolivia. ¿Cuál es el rasgo principal que diferencia al enfoque ecuatoriano?

Ud. lo ha dicho, “de manera simplista”. ¿Resulta que ser de izquierda es ser antinorteamericano? Yo tengo demasiadas preocupaciones por los pobres del país y la injusticia para estar peleando con los norteamericanos, pueblo además al que estimo mucho y estoy agradecido porque allá pude estudiar y pasar cuatro años tremendamente felices con mi familia. Las estigmatizaciones son absurdas. Por supuesto que hay diferencias ideológicas, que son sanas, incluso. Se puede ser de izquier-
da o de derecha, pero hay principios universales, que es el espíritu democrático e integracionista que creo que es común a todos nuestros gobiernos. Dentro de las diferencias, hay cosas muy poderosas que nos unen.

¿Una similitud de su gobierno con el de Chávez es tener una mala relación con la prensa?

Es una característica común de todos los gobiernos. Algunos lo decimos, otros no, pero todos los gobernantes de Sudamérica se quejan de la prensa.

¿Y eso usted lo ve como algo bueno o malo?

Hay mucha razón en eso.

¿Razón de la prensa o de los gobernantes?

De los gobernantes. El argumento simple es que si yo critico a la prensa, ahí está el “dictador” que atenta contra la libre expresión. Si quieren creer eso, que se lo crean, pero la realidad es que muchas veces desinforman, hay unos sicariatos de tinta que pueden destrozar a una persona porque es político y creen que, por eso, no tiene dignidad ni familia y debe soportar cualquier insulto. Yo he tenido argumentos de esa índole: “Correa no entiende que, como político, él tiene que aguantar todo lo que se le diga…”. ¡Por el amor de Dios! Somos ciudadanos con iguales derechos, somos padres de familia... Por eso la gente decente no se mete en política. Además, sinceramente, la prensa es incapaz de hacer una autocrítica.  Y si quiere llegar al nivel más político, la prensa es uno de los pocos y grandes poderes en nuestra sociedad.

¿No cree que un rasgo de una democracia sana es que haya una relación distante y tensa entre la prensa y el gobierno?

Nadie está en contra de la crítica de la prensa, sino de la mala fe, de la mediocridad. Ud. no se imagina todas las cosas...

¿Mala fe?

Le pongo un ejemplo. Yo he sido muy cuidadoso de no inmiscuirme en los comicios colombianos, pero eso es lo que buscaba la prensa, y la prensa interroga, tortura hasta que saque y confiese lo que quiere escuchar. Eso me ocurrió en una entrevista en Madrid. Cuando no lo escuchan, lo inventan. Nadie está contra la crítica y la fiscalización de la prensa, contra la crítica incluso destructiva, pero con la verdad. Cuando deje el poder escribiré un libro sobre la prensa.

“Hemos perdido el miedo a responder a la prensa”

Lo cuestionan por cortar la publicidad a medios que lo critican.

Que lo demuestren. Por un lado, se quejan de que gastamos en publicidad y, por el otro, de que recortamos. Que se pongan de acuerdo. Hay una campaña para decir que se atenta contra la libertad de expresión. Pregunte Ud. qué periodista ecuatoriano ha tenido una insinuación de parte del gobierno para cierta clase de censura. Si han tenido alguna censura ha sido de los propietarios de medios. Lo que pasa ahora es que el presidente tiene capacidad de comunicación, responde a la prensa. Hemos perdido el miedo.

Ud. tiene menos de 50 años, ¿hasta cuándo quisiera ser presidente y qué hará después?

¡Hasta mañana! (risas) Estoy cansado y extraño a mi familia. A veces la gente nos pinta como locos sedientos de poder.

¿No son así ciertos políticos?

En mi caso no, yo utilizo el poder para servir, no para servirme de él. Estar en este puesto me hace perder la vida privada, la familia, que sufre mucho.

¿Sigue pensando que su principal enemigo es la prensa?

Sí, lo digo siempre. El principal adversario, luego del derrumbe de  los partidos, es la prensa, que descaradamente hace política. Y eso, al menos, debe discutirse.

A Alan García le preguntaron por el principal partido de oposición y dijo “Aquí no hay partidos de oposición. Hay periódicos”.

Muy representativa. Esa frase dice mucho.